Del latín frustratĭo, la frustración es la acción y efecto de frustrar (dejar sin efecto o malograr un intento). Se trata de un sentimiento desagradable que se produce cuando las expectativas de una persona no se ven satisfechas al no poder conseguir lo pretendido.
Para la psicología, la frustración es un síndrome que presenta síntomas diversos. De todas formas, estos síntomas están todos vinculados a la desintegración emocional, que se vive en diferentes niveles y con múltiples causas y consecuencias.
Impacto de la frustración
El impacto de la frustración sobre el sujeto varía de acuerdo a la personalidad y a diversas variables que son difíciles de controlar. La frustración puede desencadenar problemas psicológicos, cuando se vuelve patológica y se requiere de la asistencia profesional.
La frustración supone un sentimiento de privación de una satisfacción vital. Por ejemplo, un niño que es hijo único puede sentirse frustrado si su mamá queda embarazada. Cuando nace su hermano, la frustración se transforma en una conducta celosa y agresiva.
Clasificación según el tipo de respuesta
En concreto, los estudiosos de la frustración vienen a dejar patente que existen tres formas claramente delimitadas de hacer frente a una situación de este tipo. Así en primer lugar está la agresiva que es la que lleva a que la persona que esté viviendo aquella saque a flote su ira y descargue golpes ante el objetivo que causa la frustración. Un ejemplo para entender este tipo de respuesta es cuando un piloto de rally no consigue llegar a la meta como ganador y comienza a golpear insistentemente su vehículo.
En segundo lugar nos topamos con la llamada herramienta de la huida. Como su propio nombre indica lo que hace la persona que apuesta por utilizar aquella como mecanismo para acabar con su frustración es evitar la misma para que no se produzca e incluso escapar de ella una vez tiene lugar.
Finalmente la tercera forma de responder ante una cualquier situación frustrante es la de la sustitución. Con ella lo que se expresa es que la persona que está viviendo aquella lo que hace es cambiar la misma por otra que no le produzca esa angustia.
Una vez expuestas las tres modalidades de respuesta hay que subrayar que entre ellas la que sí se recomienda por los expertos es la tercera pues se considera que sí es apropiada para hacer frente a una frustración. Mientras la primera y la segunda no lo son porque con esas actitudes no se consigue resolver el problema ni tampoco que haga desaparecer.
La teoría de la frustración
Según la teoría de la frustración, se produce un efecto paradójico cuando comienza la denominada fase de extinción, que lleva al sujeto a no reforzar la conducta y, por lo tanto, sobreviene la sensación de frustración.
Existen distintos tipos de procesos frustrativos: la frustración por barrera (cuando existe un obstáculo que impide alcanzar el objetivo), la frustración por incompatibilidad de dos objetivos positivos (existe la posibilidad de alcanzar dos objetivos, pero estos son incompatibles entre sí), la frustración por conflicto evitación-evitación (la huida ante dos situaciones negativas) y la frustración por conflicto aproximación-aproximación (la indecisión ante una situación que provoca resultados positivos y negativos en igual medida).