Gigante roja es la denominación que reciben aquellas estrellas con una masa intermedia o baja que, en el marco del proceso de evolución estelar, ya han atravesado la secuencia principal y agotaron el hidrógeno que poseían. Al analizar el ciclo de vida estelar se advierte que a esta etapa se llega con una fusión nuclear que involucra al helio.
Una tonalidad rojiza, un volumen incrementado significativamente y una superficie que se ha relativamente enfriado son los primeros indicios del surgimiento de una gigante roja, que se consolida como tal cuando llega a superar en un amplio porcentaje el tamaño y la luminosidad del sol. No hay en ella una fotosfera claramente delimitada ni con muchas células de grandes dimensiones: sí se evidencia, en tanto, una cromosfera con temperaturas altas.
Tipos de gigantes rojas
Dentro del conjunto de gigantes rojas hay diferentes clasificaciones que responden a las características de esta clase de estrellas.
Aquella en cuya atmósfera se detecta más carbono que oxígeno, por ejemplo, conforma la familia conocida como estrella de carbono de tipo espectral R. Existen, dice la teoría, estrellas R-frías y estrellas R-calientes, variedades que la ciencia viene examinando. Se ha establecido en base a trabajos de investigación, por detallar una precisión, que en el caso de la R-fría hay rasgos idénticos respecto a la estrella de carbono normal (de tipo N), mientras que las incógnitas acerca del surgimiento de cada estrella R-caliente continúan. Se intentó simular un hipotético escenario propicio para su formación apelando a la fusión de una gigante roja y una enana blanca conformada por helio, pero el plan no prosperó, motivo por el cual deben mantenerse los esfuerzos por develar los misterios que la rodean.
Años atrás, por otra parte, se detectó una gigante roja de carácter liviano que es menos masiva y más diminuta que la gigante roja habitual o tradicional. El telescopio espacial Kepler estuvo registrando a lo largo de varias temporadas los cambios en el brillo de un amplio número de gigantes rojas: en base a esos datos, un equipo de astrónomos pudo diferenciar entre gigantes rojas tenues (menos luminosas) y otras con una masa menor en comparación a las «normales».
Formación y evolución
La formación y evolución de una gigante roja contempla distintos fenómenos y procesos. El punto de partida es la secuencia principal. Cuando el núcleo se queda sin suministro de hidrógeno se inicia una fusión en helio, elemento que termina llegando a un nivel crítico: en ese marco, va decreciendo la presión a nivel interno, la estrella se comprime y se calienta y, así, se torna imposible la fusión del escaso hidrógeno que permanece en su parte central. Ante este panorama, el núcleo repleto de helio se va reduciendo y arranca la fase de gigante roja, periodo que a su vez concluye con la ignición del ya mencionado helio.
Cuando la gigante roja va desprendiéndose de sus capas más externas se termina provocando una explosión y, en ese contexto, se constituye una nebulosa planetaria. El remanente resultante de estos fenómenos se identifica como enana blanca.
Gigantes rojas más conocidas
Entre las gigantes rojas más conocidas figura Betelgeuse, una estrella casi mil veces más enorme que el sol que está citada por algunas fuentes como supergigante roja. En función de información recolectada por el telescopio espacial Hubble se ha establecido que en 2019 esta estrella tuvo una explosión.
Baekdu es otra gigante roja notable ya que se expandió (llegando a superar en dimensiones la órbita del planeta Halla) y se redujo nuevamente. A contramano de las suposiciones de los especialistas en el tema, en este caso la estrella no terminó devorando a Halla, una realidad que ha dado pie a conjeturas y estudios profundos basados en simulaciones. La explicación más sólida interpreta que Baekdu ha sido una estrella binaria cuyo crecimiento en tamaño no fue lo suficientemente significativo como para poner en peligro al planeta más cercano a ella. Otra opción plantea la posibilidad de un surgimiento de Halla posterior a la fusión estelar.
Ya en el tramo final de este artículo no se puede dejar de aludir a la incertidumbre general respecto a un eventual desenlace de nuestro sistema solar en función del momento en el cual el sol (donde se ha detectado hace no tanto tiempo una inmensa mancha oscura) pase a ser una gigante roja. Aunque todavía hay mucho por investigar y dudas por resolver científicamente, se dice que el sol está incrementando velozmente su brillo (esperable en todo proceso evolutivo estelar) y que, en aproximadamente 5.500 millones de años, pasaría a transformarse en una «roca gigante roja». De acuerdo al contenido publicado por una revista norteamericana especializada en cuestiones científicas, cuando esto suceda la Tierra quedaría envuelta por las capas externas de esta estrella, cuyo núcleo se iría haciendo pequeño y su temperatura trepará a miles de grados centígrados como parte de este fenómeno, y en alrededor de 10 mil millones de años podría llegar a apagarse.