Los glóbulos blancos son las células sanguíneas que se encargan de efectuar la respuesta inmunitaria, actuando en la defensa del organismo contra antígenos y sustancias extrañas. También llamados leucocitos, forman el conjunto de los elementos formes de la sangre junto a los glóbulos rojos y las plaquetas.
Del latín globulus, glóbulo es un pequeño cuerpo esférico. El término es el diminutivo de globo y suele utilizarse para nombrar a las células que componen la sangre. Puede distinguirse, como ya indicamos, entre glóbulos blancos y glóbulos rojos.
El origen de los glóbulos blancos se encuentra en la médula ósea y en el tejido linfático. Al carecer de pigmentos, se los califica como «blancos» para diferenciarlos de los glóbulos rojos.
Características de los glóbulos blancos
Un leucocito es una célula móvil de entre 8 y 20 micrómetros, que se traslada a través de seudópodos. Presenta núcleo, mitocondrias y otros orgánulos celulares, y puede salir de los vasos sanguíneos gracias a un mecanismo que se conoce como diapédesis que le permite prolongar su contenido citoplasmático.
De acuerdo a la forma del núcleo, los glóbulos blancos pueden dividirse en linfocitos, monocitos, neutrófilos, basófilos o eosinófilos. Según las características tintoriales, por otra parte, puede hablarse de granulocitos, agranulocitos, neutrófilos o basófilos.
Es posible registrar alteraciones de tamaño, forma y funcionamiento de los glóbulos blancos. Dichos trastornos se producen por enfermedades hereditarias, infecciones, reacciones contra un medicamento o anemia, por ejemplo. La leucocitosis es el aumento de la cantidad de glóbulos blancos, mientras que la disminución recibe el nombre de leucopenia.
La leucocitosis
Cuando el número de glóbulos blancos es mayor a 11 mil por milímetro cúbico, se habla de leucocitosis. Este trastorno puede deberse a un crecimiento desmedido de la población de neutrófilos (que deberían ocupar entre el 54% y el 62% del total de leucocitos), linfocitos (cuyo porcentaje normal se encuentra entre el 25% y el 33%) o monocitos (que no pueden superar el 7%).
No es normal, por otro lado, que la leucocitosis se origine a raíz de un aumento de basófilos y eosinófilos, ya que éste debería ser considerable. Del mismo modo, todas las líneas celulares no suelen aumentar de forma contemporánea en situaciones normales.
Para que los médicos puedan diagnosticar el origen de la leucocitosis es necesario estudiar la distribución de los diversos tipos de glóbulos blancos; por lo general, basados en esta información pueden indicar un tratamiento previo a la realización de las pruebas complementarias, las cuales pueden extenderse en plazos de hasta varios días para finalmente dar el resultado específico.
Causas del crecimiento anormal de glóbulos blancos
El crecimiento fuera de lo normal del valor absoluto de glóbulos blancos puede tener lugar por un gran número de razones, como ser las siguientes:
- Infecciones.
- Abdomen agudo (cuadro grave que se caracteriza por síntomas en la zona abdominal, relacionados con alguna enfermedad de los órganos intraabdominales).
- Obstrucciones en el intestino.
- Alteraciones en el hígado.
- Fatiga a causa de ejercicio excesivo, que puede producir una secreción repentina y sostenida de adrenalina, por ejemplo.
- Estrés, el cual también puede ocasionar la leucopenia (descenso de los glóbulos blancos por debajo de 3 mil por milímetro cúbico).
- Embarazo, caso en el cual disminuyen los linfocitos.
- Problemas de tipo digestivo.
El tratamiento
Para recuperar el número normal de glóbulos blancos, no siempre es necesario un tratamiento, ya que se suele trabajar sobre la causa de la leucocitosis. Cuando el origen es una infección, por ejemplo, basta con que ésta desaparezca para que los valores vuelvan a la normalidad.
En casos de gravedad tales como trastornos en la médula ósea, la solución suele ser un trasplante, quimioterapia y transfusiones de sangre. Otros tratamientos incluyen líquidos intravenosos, medicamentos y leucaféresis (extracción de sangre para eliminar glóbulos blancos antes de volver a inyectarla en el paciente).