El adjetivo imponente se utiliza para calificar a aquel o aquello que se impone: es decir, que predomina o que infunde respeto. Lo imponente, en este marco, cuenta con características excepcionales.
Por ejemplo: «El nuevo estadio del equipo alemán es imponente: tiene capacidad para 75 000 espectadores», «En su boda, la actriz lució un vestido imponente de un diseñador italiano», «El show fue imponente gracias a la sorprendente iluminación y a la gran calidad de sonido».
Muchas veces se asocia lo imponente a lo grande. Un rascacielos de 90 pisos resulta imponente por su altura, que le permite ser detectado a varios kilómetros de distancia. Un avión con capacidad para trasladar a más de 500 pasajeros también puede ser calificado como imponente por su tamaño.
Los edificios y los vehículos de gran tamaño tienen un atractivo muy particular, probablemente porque nos recuerdan que somos muy pequeños en comparación con el planeta y eso nos genera una mezcla de sensaciones difíciles de explicar. Los seres humanos nos caracterizamos por desafiar constantemente a la naturaleza en un intento de imponernos ante ella; sin embargo, nuestra soberbia puede disiparse cuando nos encontramos con ciertas situaciones que nos recuerdan nuestras limitaciones.
Incluso una persona puede recibir este calificativo. El ex jugador de básquetbol (baloncesto) Shaquille O»Neal solía ser mencionado como un pivote imponente ya que mide 2,16 metros de estatura y su peso rondaba los 150 kilogramos en su época de plena actividad. Esa envergadura física le ayudaba a imponer su dominio cerca del cesto.
Otro uso de imponente se relaciona con algo que tiene una calidad extraordinaria y que, por sus cualidades, puede emocionar o conmover. La puesta en escena de una obra de teatro, por citar un caso, puede considerarse imponente según el desarrollo del espectáculo, el vestuario, la iluminación, los efectos especiales, etc.
La fiesta de Año Nuevo en Australia y la celebración del carnaval en Río de Janeiro son dos eventos imponentes por el impacto que provocan en los espectadores. Los fuegos artificiales en el caso australiano y la música, los bailes y los trajes en Brasil siempre logran despertar la admiración.
En el caso de los seres vivos, hay ciertos animales que resultan imponentes para el ser humano por diferentes motivos. Tomemos el caso del lobo, por ejemplo, cuya mirada es tan penetrante que puede paralizarnos y hacernos sentir que podemos ver el Universo entero en sus ojos, cuyos dientes y garras tienen la potencia para matar y desgarrar a sus presas: la mera imagen de un individuo de esta especie es realmente imponente.
Los animales que nos resultan imponentes se caracterizan por exhibir una combinación de belleza y poder: además del lobo, podemos incluir en este grupo al león, el águila y el cocodrilo, entre otros. Los seres humanos extremadamente ágiles y fuertes son muy pocos y por lo general deben entrenar durante años para conseguir tal estado físico, mientras que el resto de las especies conservan un fuerte lazo con la naturaleza y eso les confiere una serie de características de nacimiento que parecen inalcanzables.
A continuación repasaremos algunos de los sinónimos que los diccionarios nos ofrecen para el término imponente. Tomando en cuenta las acepciones mencionadas en los párrafos anteriores, tenemos la siguiente lista: formidable, impresionante, estupendo, excepcional, enorme, grandioso, temible, monumental, único y solemne. Si observamos detenidamente los matices de estas palabras, notaremos que siempre parece haber un muro simbólico entre el observador y aquello que califica de imponente.
Esto se puede notar especialmente con sinónimos como impresionante, temible y monumental. Por lo general, no convivimos con lo imponente, sino que lo admiramos a una cierta distancia, como si se tratara de una imagen divina que nos inspira.