El adjetivo inoxidable se emplea para calificar a aquello que, por sus características, no se oxida. La idea de oxidación, a su vez, hace referencia a la producción de óxido: el compuesto resultante de la combinación de oxigeno con un metal o un metaloide.
Un elemento inoxidable, por lo tanto, no se oxida al entrar en contacto con el oxígeno. Uno de los materiales más usados con estas características es el acero inoxidable, una aleación de acero que tiene una gran resistencia a la corrosión.
Cabe recordar que el acero, a su vez, es una aleación de carbono y hierro que, de acuerdo a su tratamiento, obtiene diferentes propiedades. En el caso del acero inoxidable, el acero se combina con cromo, níquel o molibdeno.
La resistencia del acero inoxidable a la corrosión provocada por el óxido está dada por el metal aleante que presenta. Estos metales tienen afinidad por el oxígeno y, al reaccionar con él, producen la pasivación del hierro.
Se llama pasivación a la formación de una capa sobre la superficie de un material. Dicha película o pátina lo protege de la acción de un agente externo. En lo referente al acero inoxidable, la capa pasivadora evita que el hierro se oxide.
Es importante tener en cuenta que el acero inoxidable no es un revestimiento que se aplica al acero, sino que se trata de un material diferente formado a partir de la aleación. Al acero inoxidable, de todos modos, se lo puede dotar de diferentes acabados superficiales.
El cromo que se usa en el proceso de fabricación del acero inoxidable, por lo tanto, le brinda propiedades tales como su brillo característico y la resistencia a la corrosión. Es importante recordar que son muchos los productos de acero inoxidable que usamos en nuestra vida cotidiana, sin dejar de lado aquellos que tienen alguna pieza de este material, tanto en su exterior como en su interior. Los cubiertos, por ejemplo, se encuentran entre los más comunes.
De acuerdo con la definición metalúrgica, la proporción de cromo que se incluye en la aleación es del 11 por ciento. Sin embargo, este y otros valores pueden cambiar de acuerdo con los resultados que deseen los fabricantes en cada caso.
Debemos señalar que, a pesar de su nombre, este tipo de acero no es completamente resistente a la oxidación, independientemente de su calidad. Sin embargo, sobra decir que supera de manera considerable al común en este aspecto, en la propensión a mancharse y a corroerse. Es por esta razón que en el ámbito industrial es tan apreciado.
Otros nombres que recibe el acero inoxidable son CRES, una sigla anglosajona, y acero resistente a la corrosión, especialmente en los casos en los que la aleación no tiene grado. Los que sí están gradados se ofrecen en varias versiones, con acabados diferentes que responden a las muchas necesidades propias de los ámbitos industrial y doméstico, dependiendo en gran parte de las características del entorno al cual se exponga.
El proceso de fabricación comienza con la fundición de las materias primas durante un mínimo de doce horas. Seguidamente se moldea siguiendo los requisitos de la forma deseada, la cual más tarde atraviesa más alteraciones. Luego se recuece el metal, un tratamiento que consiste en calentarlo y enfriarlo a niveles extremos. Si aparecen las denominadas incrustaciones en este paso, deben ser eliminadas. Sobre el final llegan las operaciones de cortado, el acabado de la superficie y, en algunos casos, el uso de las piezas para la elaboración de productos más complejos.
Cabe resaltar que el platino y el oro, por ejemplo, también son metales inoxidables: en estado puro, no reaccionan con el oxígeno.