
Realizar investigaciones educativas es beneficioso para el sistema educativo ya que contribuye a mejorar las experiencias de enseñanza-aprendizaje.
Investigación educativa es aquella que se lleva a cabo de manera sistemática en pos de optimizar el proceso de enseñanza-aprendizaje.
En este contexto se aplican pasos o etapas del método científico como la observación y la experimentación. Hay, además, recopilación de datos y un periodo de análisis cuantitativo o cualitativo para identificar problemas, examinarlos, arribar a una conclusión y proponer una solución bien fundamentada. El objetivo es obtener información de calidad para favorecer la educación en su conjunto poniendo el foco en la gestión escolar, las políticas educativas, las metodologías de enseñanza, las técnicas de estudio y la formación docente, por ejemplo. En la práctica, la investigación educativa es esencial para promover el desarrollo del sistema educativo desarrollando estrategias de calidad que sumen innovación y estimulen la inclusión educativa.
Con la investigación educativa se mejora la práctica pedagógica gracias al reconocimiento de dificultades relacionadas al entorno académico. Una vez que se comprende el panorama real y lo más actualizado posible en materia de educación se pueden tomar decisiones informadas para transformar la enseñanza, modernizar el diseño curricular y fomentar la equidad educativa.


Fundamentos de la investigación educativa
La investigación educativa posee múltiples fundamentos. Se sostiene, en primer término, en el método científico. Se consiguen resultados verificables, replicables y objetivos con observación, formulación de una hipótesis, recolección de datos con algún método cualitativo o cuantitativo (entrevistas, encuestas, estadísticas, análisis de contenido, etc), una etapa de razonamiento y otra de desarrollo de una conclusión.
Considerar cada contexto educativo también es importante ya que existen variables que dan un marco único a todo proceso de enseñanza y aprendizaje. Es necesario conocer las políticas públicas orientadas a la educación, la realidad cultural de cada comunidad, la dinámica social y el entorno escolar, por ejemplo. Como los fenómenos educativos son complejos se requiere un abordaje integral, multidisciplinario, que conjugue sociología, psicología, pedagogía y tecnología educativa, entre otras áreas.
Por último hay que resaltar a la ética como componente infaltable al realizar una investigación educativa. Deben prevalecer el respeto hacia los participantes, la transparencia en el desarrollo del trabajo y la confidencialidad.

Gracias a la investigación educativa se pueden optimizar las herramientas de evaluación y diseñar metodologías personalizadas que favorezcan el aprendizaje de todos.
Tipos y enfoques
Hay diferentes tipos y enfoques de investigación educativa. Las clasificaciones dependen de los objetivos de investigación, los métodos utilizados y el marco teórico empleado en cada caso.
Una de las variedades más comunes se conoce como investigación acción. Es una clase de proceso interactivo que se caracteriza por ser de carácter aplicado y cualitativo. Es útil para mejorar la práctica educativa en un contexto pedagógico específico con problemas concretos. La investigación acción, donde los estudiantes y docentes asumen una participación activa, es cíclica y comprende las etapas de planificación, acción, observación y reflexión.
En la investigación educativa que utiliza el método cualitativo se priorizan los datos descriptivos. Estos se obtienen al analizar registros escritos, hacer observaciones de campo y efectuar entrevistas. La investigación educativa basada en el método cuantitativo, en cambio, analiza datos numéricos para explicar o predecir de forma objetiva tendencias en el rendimiento académico o la efectividad de un programa pedagógico, por ejemplo. El enfoque mixto, en tanto, combina ambos métodos.
La teoría indica que se distingue, asimismo, entre investigación fundamental (una indagación básica para obtener datos teóricos acerca de los procesos educativos) e investigación aplicada (destinada a la resolución de conflictos o problemas que se observan con frecuencia dentro del ámbito educativo). La investigación evaluativa (gestada para establecer el impacto o eficacia de una práctica, política o iniciativa pedagógica) y la investigación experimental (útil para determinar un vínculo de causa-efecto midiendo distintas variables) son otras alternativas que amplían el abanico de estilos investigativos.

La investigación educativa es clave para fundamentar la transformación del sistema educativo a partir del reconocimiento de necesidades y oportunidades de crecimiento.
Desafíos en investigación educativa
La investigación educativa, en la actualidad, debe afrontar numerosos desafíos. Entre las principales complicaciones que se presentan aparecen dificultades metodológicas. La complejidad de las variables a veces obstaculiza las mediciones, así como también pueden presentarse errores, imprecisiones o sesgos en la recolección de datos que afectan la fiabilidad o validez de los resultados.
Tampoco el trabajo es sencillo cuando los recursos son limitados. Como se requiere tiempo para evaluar procesos educativos, el equipo a cargo de la investigación educativa debe planificar a mediano y largo plazo porque no siempre se consigue concluir rápido el estudio. En este marco, además, adquieren relevancia la necesidad tanto de acceder a un financiamiento acorde al plan a seguir (no suelen abundar los profesionales ni los fondos para sostener investigaciones educativas) como de disponer de tecnología apropiada que faciliten la toma y análisis de datos. Esto último se resuelve utilizando, por ejemplo, software de análisis estadístico y cualitativo como SPSS, NVivo o Atlas.ti.
Un proyecto de investigación puede llegar a frenarse o demorarse, por otra parte, por no poder garantizar la protección de datos o no obtener el consentimiento informado. Es esencial tener presente que una investigación se invalida si no hay un manejo responsable y cuidadoso de información personal o sensible (la introducción de datos falsos y el plagio académico, por supuesto, anulan y desautorizan cualquier sondeo).
La falta de capacitación o actualización de los especialistas involucrados y la adopción de metodologías en cuestión son otros aspectos que constituyen verdaderos retos para la investigación educativa en el siglo XXI.