Para poder conocer el significado del término legítima defensa vamos a proceder, en primer lugar, a descubrir el origen etimológico de las dos palabras que le dan forma:
-Legítima deriva del latín, concretamente de «legitimus», que puede traducirse como «conforme a las leyes» y que es el resultado de la suma de estos componentes léxicos: el sustantivo «lex, legis», que es sinónimo de «ley», y el sufijo superlativo «-mus».
-Defensa, por su parte, también procede del latín. En concreto, viene de «defensa», que significa «acción y efecto de proteger». En su caso, es el resultado de la unión de los siguientes componentes: el prefijo «de-«, que se usa para indicar «separación» o «privación», y el adjetivo «fensus», que es sinónimo de «agredido» o «golpeado».
Lo legítimo alude a aquello que resulta conforme o adecuado a la ley. Defensa, por otra parte, es el acto y la consecuencia de defender o defenderse (protegerse, guarecerse).
Partiendo de estas definiciones podemos centrarnos en la idea de legítima defensa. Así se denomina, en el derecho, al motivo de justificación de una acción que suele estar penada por la ley pero que, por circunstancias excepcionales, se vuelve no punible.
Cuando una persona actúa en legítima defensa, por lo tanto, no tiene responsabilidad penal pese a incurrir en una conducta que generalmente se encuentra prohibida. Esta excepcionalidad se vincula a que el individuo se vio forzado a defenderse de un ataque que puso en riesgo su vida.
Se considera a la legítima defensa como un instituto jurídico universal, ya que está aceptado en las legislaciones a nivel mundial. Se trata de una causa de justificación que lleva a que una conducta no se considere antijurídica, aplicando un eximente incompleto (la pena se reduce) o un eximente completo (no hay pena).
Para que se acepte la legítima defensa, deben cumplirse ciertas condiciones, como la existencia de una agresión dolosa e ilegítima que pone en peligro un bien jurídico y que hace necesaria una intervención para repeler o impedir el ataque.
Supongamos que un hombre armado con un cuchillo intenta robarle las pertenencias a un joven. Dispuesto a superar cualquier intento de resistencia, el asaltante pretende acuchillar a la víctima, que ante esta situación busca quitarle el arma para no ser dañada. En medio del forcejeo, el propio ladrón termina recibiendo un puntazo y muere. Cuando el caso sea analizado a nivel judicial, es probable que un juez considere que el joven actuó en legítima defensa y que, por lo tanto, no debe recibir un castigo penal pese a haberle quitado la vida a otro sujeto.
De la misma manera, no podemos pasar por alto que existe una película que lleva por título precisamente «Legítima defensa». Se trata de un filme estadounidense, que se estrenó en el año 1997 bajo la dirección de Francis Ford Coppola y teniendo como principales actores a Matt Damon, Claire Danes, John Voight o Virginia Madsen.
Está basado ese largometraje en la novela homónima del escritor John Grisham y gira en torno a la figura de un abogado recién graduado, llamado Rudy Baylor, que acepta el caso que le llevará a ir en contra de una gran compañía aseguradora que se negó a salvar la vida de un joven al no sufragar el coste de su trasplante de médula.