El primer paso que vamos a dar para poder conocer a fondo el término liviano que ahora nos ocupa es descubrir su origen etimológico. En este caso, podemos establecer que deriva del latín, exactamente de la palabra del latín vulgar “levianus”. Esta es el resultado de la suma de dos componentes léxicos de esa lengua:
-El término “levis”, que significa “de poco peso”.
-El sufijo “-anus”, que se usa para indicar pertenencia o bien procedencia.
La noción de liviano hace referencia a aquello que tiene un peso reducido.
Por ejemplo: “No te preocupes por el bolso, puedo cargarlo sin problemas ya que es liviano”, “Para realizar la excursión lo mejor es usar ropa liviana y cómoda”, “El fabricante finlandés afirmó que se trata del teléfono inteligente más liviano del mundo”.
Teniendo en cuenta lo expuesto, podemos establecer que entre las palabras que ejercen como sinónimos de liviano se encuentran ligero, etéreo, sutil, leve, tenue, vaporoso o incluso sutil.
Liviano es el antónimo de pesado. Mientras que un objeto liviano es simple de levantar y transportar, con un elemento pesado ocurre exactamente lo contrario. No requiere el mismo tipo de esfuerzo el traslado de un paquete de 2 kilogramos que uno de 50 kilos.
El adjetivo liviano también se emplea para calificar a lo que presenta poca magnitud, importancia o profundidad: “El argumento de la película es muy liviano”, “Me pareció un espectáculo liviano, para pasar un rato entretenido y nada más”, “El planteo liviano del periodista pronto fue rebatido por el alcalde”.
La comida liviana, en tanto, resulta fácil de digerir. Muchas veces se confunde optar por un menú liviano con comer poco: lo que hace que un alimento sea calificado como liviano es el hecho de que no fuerza la capacidad digestiva y, por lo tanto, no genera hinchazón ni acidez. Los nutricionistas recomiendan cenar liviano para que el cuerpo no tenga que hacer grandes esfuerzos y así es posible descansar mejor.
Un pescado fresco a la parrilla acompañado por una ensalada de verduras es un ejemplo de un menú liviano. Por el contrario, las hamburguesas con panceta (tocino) y papas (patatas) fritas constituyen una opción pesada.
De la misma manera, hay otros alimentos que también se consideran livianos. Entre esos se encuentran el arroz blanco, las patatas hervidas, el pavo cocido, el pollo a la plancha, la gelatina o frutas tales como la manzana, el plátano o la pera.
Dentro del ámbito de la literatura, nos topamos con obras que utilizan en sus títulos el término que ahora nos ocupa. Este sería el caso, por ejemplo, de la novela contemporánea “Más liviano que el aire”. Fue publicada en el año 2016, está escrita por el escritor argentino Federico Jeanmaire (1957).
Cuenta cómo un ladrón de solo 14 años accede al interior de la casa de una anciana de 93 años y, por avatares del destino, queda encerrado en el cuarto de baño. Eso hará que en ese encierro conozca a fondo la vida de su «víctima».
