La idea de loísmo se emplea en la gramática para nombrar a la utilización de las formas “los” y “lo” del pronombre átono en lugar de “les” y “le” para el complemento indirecto masculino de cosa o de persona. Esta característica aparece en determinadas variantes del castellano.
“Le” (y el plural “les”) son pronombres personales que suelen representar el objeto indirecto, mientras que “lo” (y “los”) se usan generalmente para el objeto directo cuando no hay loísmo.
El loísmo surge a partir de un empleo antietimológico de los pronombres átonos correspondientes a la tercera persona. En este marco, constituye un defecto similar al leísmo y al laísmo.
Eso sí, hay que diferenciar el loísmo del leísmo y del laísmo. Así, el leísmo consiste en realizar un uso incorrecto de “les” y de “le” en lugar de “lo, los, la, las”. De esta manera, quien cae en aquel diría “A mi esposa le quiere mucho”, cuando lo correcto sería decir “A mi esposa la quiero mucho”.
El laísmo por su parte, consiste en realizar un uso inadecuado de “la” y de “las” en lugar de “le” y de “les”. Así, quien lo lleva a cabo diría “La regalé una motocicleta”, cuando lo correcto es decir “Le regalé una motocicleta”.
Veamos un ejemplo. Según las normas gramaticales, la expresión “Los pedí que se quedaran en silencio” es incorrecta, ya que lo adecuado sería “Les pedí que se quedaran en silencio”. Sin embargo, en algunas zonas latinoamericanas es habitual que se incurra en el loísmo y se use la primera forma.
La frase “Al encontrar los documentos, les prendieron fuego” puede hallarse como “Al encontrar los documentos, los prendieron fuego”. De todos modos, lo correcto desde el punto de vista gramatical es escribir o pronunciar “les prendieron fuego” y no “los prendieron fuego”, que constituye otro caso de loísmo.
Otros ejemplos de loísmo son los siguientes:
-“He terminado de escribir el texto que me pediste, échalo un vistazo cuando te sea posible”. Lo correcto sería decir: “He terminado de escribir el texto que me pediste, échale un vistazo cuando te sea posible”.
-“Los estudiantes de la clase de 4º se quedaron petrificados cuando el profesor los dijo que tenían examen sorpresa”. Esta frase es claramente un loísmo y es que lo correcto sería decir: “Los estudiantes de la clase de 4º se quedaron petrificados cuando el profesor les dijo que tenían examen sorpresa”.
“A Manuel no lo gustó el plan que le propuso su chica para el fin de semana”. Sin loísmo lo correcto sería: “A Manuel no le gustó el plan que le propuso su chica para el fin de semana”.
A veces el loísmo es una consecuencia de las dificultades para adoptar el castellano. En la región andina, el idioma español mantiene un vínculo estrecho con lenguas como el aimara y el quechua, que no distinguen género y marcan el número de manera diferente. Así es normal escuchar comentarios como “No lo conozco a sus padres”.