El término macrorregla no forma parte del diccionario de la Real Academia Española (RAE). Su significado, de todas formas, puede conocerse si se analizan las partes que forman el concepto.
El elemento compositivo macro- refiere a lo grande. Una regla, en tanto, es una norma, un precepto o un método. Puede considerarse, pues, que una macrorregla es una convención de amplio alcance o que incluye otras pautas subordinadas.
Lo textual, asimismo, alude a aquello relacionado con un texto: un conjunto de enunciados escritos u orales que está dotado de coherencia.
A partir de estas ideas, podemos avanzar con la definición de las macrorreglas textuales. Así se llaman a los procesos que el receptor de un texto lleva a cabo para lograr la asimilación de su contenido.
Qué son las macrorreglas textuales
El lingüista neerlandés Teun van Dijk fue quien, en la década de 1970, propuso la noción de macrorregla textual. Este experto se centró en los principios que un individuo aplica para acceder a la macroestructura del texto; es decir, al contenido que abrevia su sentido.
Las distintas macrorreglas textuales, en este marco, son procedimientos intelectuales que se realizan para propiciar diversos abordajes al mensaje. De este modo, se hace posible la aprehensión y la comprensión de la información en un sentido general.
Puede entenderse que estas macrorreglas son operaciones cognitivas. Gracias a ellas, las personas consiguen obtener los datos más trascendentes del texto y adquieren un entendimiento global.
Sus categorías
Van Dijk enumeró cuatro tipos de macrorreglas textuales. Más allá de la distinción, por lo general se aplican en conjunto y de forma recursiva.
La macrorregla textual de selección se usa para elegir la información más importante. Su utilización se da en conjunto con la macrorregla de omisión o supresión, que deja de lado los datos que no son relevantes para la interpretación del contenido.
La macrorregla de construcción o integración, por otro lado, permite aunar conceptos, mientras que la macrorregla de generalización extrae lo común y excluye los rasgos particulares.
Ejemplos de aplicación de las macrorreglas textuales
Tomemos el caso del siguiente texto: “Pedro ingresó sigilosamente al cuarto. Lucía un traje oscuro y sombrero. De pronto, comenzó a gritar”. Aplicando las macrorreglas de selección y de omisión, es posible quedarse con las siguientes proposiciones: “Pedro ingresó sigilosamente al cuarto. De pronto, comenzó a gritar”.
Como se puede advertir, del texto se seleccionan dos proposiciones (“Pedro ingresó sigilosamente al cuarto” y “De pronto, comenzó a gritar”) y se suprime una (“Lucía un traje oscuro y sombrero”).
Veamos otro texto: “Ingresé al baño. Me quité la ropa. Abrí la ducha. Me coloqué bajo el chorro de agua”. Apelando a la macrorregla textual de integración, podría generarse la macroproposición “Me duché”.
En cuanto a la macrorregla textual de generalización, su funcionamiento es el siguiente: del texto “Sobre la mesa había peras y manzanas. También podían verse trozos de carne y varios quesos”, se puede producir la macroproposición “Sobre la mesa había comida”.
En todos estos ejemplos, el resultado de la aplicación de estas reglas se asocia al sentido general o amplio del texto. Captando este sentido, se interpreta el mensaje.