La migración interna implica mudarse traspasando divisiones de carácter administrativo pero sin salir de un territorio nacional.
Migración interna es un fenómeno que se caracteriza por un desplazamiento humano realizado por quienes persiguen la intención de ubicarse, de modo definitivo o temporal, en un territorio distinto al del punto de origen pero sin mudarse de país, es decir, sin ir más allá de las fronteras. Se trata de una realidad frecuente que va modificando la distribución de la población en diversas regiones, ya que se van ciudadanos de un sitio y se afincan en otra zona siempre dentro de una misma superficie nacional. Los censos constituyen un gran instrumento informativo para ir sabiendo cómo van cambiando, a lo largo de los años, los flujos migratorios.
El cambio de residencia puede estar motivado por una gran cantidad de razones que, incluso, pueden complementarse y combinarse. A veces se lleva a cabo en soledad, mientras que en otras ocasiones abarca a una familia y hasta a varios sujetos que, voluntaria o involuntariamente, continúan escribiendo sus historias de vida en áreas distintas a las de origen. Unos pueden encontrar en la migración una esperanza de progreso sobre las bases de la alfabetización y la cultura del trabajo, pero también hay quienes realizan una migración interna para alejarse de condiciones geográficas, medioambientales y sociales adversas.
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ResumenTipos de migración interna
Existen múltiples tipos de migración interna. Las clasificaciones dependen de la duración y la época del traslado así como también de los puntos de salida y de llegada.
Quienes se especializan en las modalidades y los rasgos de este fenómeno distinguen entre migración intrarregional y migración interregional, migración urbana-rural (desde la ciudad al campo) y migración rural-urbana (cuando en los ámbitos campestres se reducen las chances de crecimiento o los pobladores buscan algo más que dedicarse a tierras de cultivo, las personas se marchan a las metrópolis).
Es posible diferenciar, de igual modo, entre migración permanente, migración temporal, la migración circular y la migración estacional (con permanencias breves y variables en puntos de destino a los cuales se llega, generalmente, por razones de trabajo). Si los movimientos migratorios no son voluntarios sino consecuencia de persecuciones, hostigamientos, violación de derechos humanos y uso de la fuerza para expulsar gente, por detallar otra posibilidad, se habla de migración forzosa.
La escasez o inexistencia de un mercado laboral sólido respaldado por políticas orientadas a combatir el desempleo, a batallar contra el empleo informal y a mejorar los salarios), efectos destructivos del cambio climático sobre suelos (como las inundaciones y la sequía), la pobreza, la inseguridad y la inestabilidad social figuran entre los más comunes factores de expulsión. Un conflicto armado, desastres naturales y la falta de seguridad y violencia en aumento son otras cuestiones que fuerzan la movilidad humana y el cambio de residencia.
La migración interna puede tener como punto de partida al campo y encontrar su punto de destino en grandes ciudades, o viceversa.
Al mismo tiempo, se posicionan como factores de atracción los suministros de salud, educación, infraestructura y servicios públicos que estimulan al migrante a probar suerte, sin tener que cambiar de país, en un lugar donde pueda, al menos, satisfacer sus necesidades básicas. Que se facilite el acceso a la educación gracias al funcionamiento en cercanía de escuelas y universidades y esté garantizado el acceso a la atención médica a raíz de la amplia oferta en materia de clínicas, hospitales y de consultorios en los cuales ejerzan la medicina profesionales de diferentes especialidades son grandes motivaciones al seleccionar dónde y cómo vivir.
Ventajas y desventajas de migrar internamente
Tanto las ventajas como las desventajas de migrar internamente son numerosas y dignas de ser tenidas en cuenta a nivel cultural, demográfico y económico.
Los migrantes, al tomar la decisión de dejar sus regiones de origen, apuntan a instalarse en sitios en los cuales tengan chances de mejorar su calidad de vida, ya sea por tener al alcance oportunidades de estudio y/o de empleo, por localizarse en un entorno más seguro que el anterior o porque en las regiones de destino tienen familiares o gente allegada que puede asistirlos y acompañarlos en múltiples circunstancias.
En la dinámica propia de la migración, incluso, se va transformando la mano de obra y se empiezan a desplegar otras oportunidades, desde servicios y actividades laborales, hasta espacios de enriquecimiento gracias a la diversidad cultural.
El lado menos agradable o simpático pasa por el incremento del gasto público, el esfuerzo para insertarse socialmente en una comunidad ajena, las desigualdades evidenciadas a escala regional y por la insuficiencia de empleo a la hora de abarcar a cada vez más individuos.
El cambio climático, a raíz de las complicaciones que está generando en el planeta, es uno de los responsables de ciertas migraciones internas.
En este contexto, es usual detectar zonas con baja densidad de población y otras con una elevada concentración de sujetos. En cualquier caso, no hay que perder de vista que los migrantes internos ejercen un papel clave y constante dentro de una nación porque sus acciones (dejando de residir y contribuir en un distrito para cumplir obligaciones fiscales, sueños, compromisos laborales y metas en otro territorio) poseen un fuerte impacto social y, por supuesto, un considerable impacto económico.
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