La idea de modo subjuntivo aparece en el terreno de la gramática, donde un modo es una categoría expresada en el verbo que indica valores como la dependencia sintáctica en ciertos tipos de subordinación o la actitud del individuo respecto a lo comunicado.
El modo subjuntivo es aquel que marca lo dicho en el predicado como incierto, incomprobable, no específico o no confirmado. Las hipótesis y lo deseado, por lo tanto, se sitúan en este modo gramatical.
Veamos un ejemplo. La frase “Aquel que insultare al emperador será condenado a prisión” está desarrollada en modo subjuntivo debido a que alude a un caso hipotético. La expresión indica que, si alguna vez alguien agrede verbalmente al emperador, recibirá un cierto castigo.
“Tú hubieses sido un gran delantero”, en tanto, es otra locución en modo subjuntivo. En este caso, un sujeto le manifiesta a otro que, de acuerdo a su creencia u opinión, podría haberse destacado en el terreno del fútbol jugando como atacante. La afirmación es improbable: no hay manera de saber si, efectivamente, la persona en cuestión habría brillado en el deporte, ya que nunca se dedicó a la actividad de manera profesional.
“Es imprescindible que ahorremos antes de mudarnos”, “Serán expulsados los que dañaren las instalaciones del club”, “Ojalá pudiéramos salir más temprano”, “Si hubiera sabido eso, no habría actuado de la misma forma” y “Es necesario que expliquen lo ocurrido” son otras expresiones en modo subjuntivo.
Con respecto a los deseos personales, el modo subjuntivo es el más indicado para expresarlos. Veamos un ejemplo a continuación: «Me haría muchísima ilusión que me llamara Pedro». En este caso, el emisor no tiene la certeza de que Pedro lo llame, y por eso lo expresa como una situación posible, pero no como una verdad absoluta, como sería en la oración «Pedro me llamará esta tarde».
En el habla cotidiana, el uso del modo subjuntivo no es muy frecuente, sino que se suele priorizar el modo indicativo, generalmente en detrimento del significado. A continuación se presentan dos oraciones que nos sirven para ilustrar este fenómeno: «Cuando termina mi turno, paso por tu casa», «Cuando termine mi turno, pasaré por tu casa».
A simple vista, podríamos decir que ambas oraciones poseen el mismo significado, y que la única diferencia es la formalidad del lenguaje. Sin embargo, si las analizamos de forma estricta, en la primera el emisor expresa que cada vez que termina su turno, pasa por la casa del interlocutor, todo los días en los que esta situación se presenta. Sobra decir que no es eso lo que quiere decir.
La segunda oración, usa el modo subjuntivo para expresar con absoluta claridad que solamente una vez, la próxima vez, que su turno llegue a su fin, pasará por la casa del interlocutor. Si al día siguiente deseara repetir el encuentro, debería hacérselo saber con una nueva oración.
El tiempo menos usado del modo subjuntivo es sin lugar a duda el futuro (amare, amares, amare, amáremos, amareis, amaren). Por lo general, lo encontramos en algún que otro refrán y en textos legales. Sin embargo, puede aportar ciertos matices únicos al lenguaje, que mejoran considerablemente la comunicación cuando se usa correctamente.
El futuro del subjuntivo es el que mayor grado de improbabilidad e incertidumbre expresa. En el ejemplo anterior donde se promete la expulsión para quien «dañare» las instalaciones del club, gracias al uso de este tiempo queda claro que quizás nadie las dañe, que no es una situación obligatoria sino ligeramente probable. Si dijésemos «el que dañe», estaríamos denotando la sensación de que alguien lo hará, tarde o temprano.
Cabe destacar que el modo subjuntivo se emplea en muchos idiomas. Sus características y particularidades dependen de cada lengua.
