La neocorteza es el sector de mayor complejidad de la corteza cerebral. También conocida como neocórtex, isocórtex o neopalio, se trata de la parte que, en cuanto al proceso de la evolución, apareció más cerca en el tiempo.
Aporte en acciones complejas
Las funciones más avanzadas del cerebro requieren la intervención de la neocorteza. Desde la percepción sensorial hasta la producción de órdenes motoras, pasando por el control del espacio y el pensamiento consciente, muchas acciones complejas se llevan a cabo con aporte del neocórtex.
En el género Homo la neocorteza alcanza su desarrollo más extendido. Por eso las especies de este grupo, como el Homo sapiens, evidencian una función cognitiva superior.
Formada por seis capas, la neocorteza representa aproximadamente el 90% del total de la masa de la corteza cerebral. En ella hay cerca de 14 000 millones de neuronas, de acuerdo a las estimaciones de los neurólogos.
La materia gris es el componente principal de la estructura de la neocorteza. El grosor de dicha estructura varía entre 2 y 4 milímetros de grosor, según la zona.
Nos caracteriza
Puede decirse que la capacidad de razonamiento que tenemos los seres humanos es posible gracias a las características de nuestra neocorteza. Las distintas clases de percepciones se asocian e integran en esta área que resulta clave para analizar la información, reflexionar y tomar decisiones en base a dichos procesos.
El lenguaje y las habilidades de cálculo, por ejemplo, dependen de la neocorteza. La memoria a largo plazo también guarda un vínculo estrecho con el funcionamiento de este sector de nuestro cerebro.
Su estructura tiene una relativa uniformidad. De acuerdo con el científico español llamado Rafael Lorente de No, es posible identificar una serie de columnas alineadas de forma vertical que contienen células de procesamiento. Esta organización se puede observar por medio de la tinción de Nissl no sólo en nuestra especie, sino también en otros primates. Se trata que pequeños parches cuyo diámetro ronda el medio milímetro y su profundidad, los dos milímetros.
Capas de la neocorteza
En un párrafo anterior hablamos de las seis capas que componen la neocorteza. La descripción de esta estructura la hizo el neurólogo de origen alemán llamado Korbinian Brodmann, quien también reconoció cincuenta y dos regiones diferentes al estudiar su citoarquitectura. Sus afirmaciones, que se hicieron públicas en el año 1909, surgieron de su trabajo en el laboratorio del neurólogo y físico Oskar Vogt, también alemán.
La primera capa, que se denomina plexiforme externa, se encuentra en la superficie y se conecta con la meninge más interna, la piamadre. Tiene un número bajo de neuronas dispersas, y casi toda su composición la conforman células gliales y extensiones de neuronas piramidales. La segunda se llama granular externa; tiene muchas neuronas estrelladas y algunas piramidales de pequeño tamaño.
Llegamos a la capa número tres, que se conoce por el nombre de piramidal externa, tiene neuronas piramidales de dos tamaños, pequeñas y medianas, además de otras que no son piramidales y tienen sus axones intracorticales en una orientación vertical. La cuarta es la granular interna, cuyas células incluyen piramidales y estrelladas. Las tres anteriores se enmarcan en al grupo de las supragranulares, mientras que las siguientes dos son las infragranulares.
La piramidal interna es la quinta capa, donde hay neuronas piramidales de gran tamaño de las que surgen axones que salen de la neocorteza para llegar a los ganglios basales y otras estructuras. En esta capa también existen las denominadas células de Betz, que se relacionan con el control motor voluntario. Finalmente, la capa multiforme tiene una mayoría de neuronas multiformes y piramidales de pequeñas dimensiones y se encarga de enviar fibras al tálamo, conectándolo con la neocorteza de con gran precisión.