Para concretar un objetivo general es fundamental que se vaya cumpliendo, a lo largo de un proceso, cada objetivo específico.
Un objetivo específico es un propósito determinado y practicable que un ser humano, una empresa o una entidad se fija con el desafío de concretar en un lapso temporal concreto respondiendo a lineamientos de objetivos generales vinculados a una investigación, un procedimiento o un plan, por ejemplo.
A nivel corporativo, los objetivos específicos (a los cuales se los suele definir asimismo como auxiliares o tácticos en ciertos ámbitos) resultan fundamentales en el desarrollo de una planificación estratégica.
¿Por qué son necesarios y valiosos? Porque a nivel corporativo o de una organización contribuyen a ir avanzando de modo controlado hacia una meta. Son una invitación a trabajar en equipo y promueven la comunicación, así como además dan la posibilidad de efectuar oportunamente una evaluación que sirva de guía para mantener o modificar medidas en función del propósito final.
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ResumenCómo se clasifica un objetivo específico
Saber cómo se clasifica un objetivo específico, estar al tanto de sus características, ayuda a poder trazarlo, reconocerlo y diferenciarlo entre muchos otros objetivos.
En primer lugar, un objetivo específico es preciso, está tácticamente establecido como parte de una estrategia liderada por objetivos generales o principales, de mayor magnitud.
También es un rasgo propio de este conjunto la cualidad de medible. Es decir, tiene que poder expresarse en alguna unidad (métrica de producción, unidad monetaria, etc). Incluso, debe poder someterse a una verificación para la aprobación, ajuste o corrección.
De igual forma, un objetivo específico necesariamente debe ser realista a fin de poder alcanzarse y circunscribirse a un plazo determinado para su cumplimiento.
Por último, es importante que cada objetivo específico se exprese o redacte de la manera más clara y detallada que sea posible (en formato de infinitivo) y que, tanto a corto como a mediano plazo, deje lugar al desarrollo ordenado de fases o etapas. Expresado de otra manera, que se elabore de forma tal que entre ellos sean sucesivos y den cuenta de un avance escalonado. El desafío es dirigir todos los esfuerzos para que cada objetivo específico se enfoque a concretar el resultado esperado y a estar a tono con la visión y la misión de una compañía.
En un plan de comunicación digital, por ejemplo, es esencial trazar una estrategia que contemple objetivos específicos y generales.
Diferencias entre objetivos generales y específicos
Diferencias entre objetivos generales y específicos hay muchas. Si bien ambos están conectados porque se orientan a un mismo fin, los primeros son amplios y muy abarcativos, mientras que los segundos presentan la particularidad de ser más detallados.
El enunciado de los objetivos generales hace hincapié en una idea macro y en la intención del proyecto o de la actividad que se pretende desplegar, mientras que los objetivos específicos sirven para expresar y organizar los pasos o procesos que se requieren para dar el desafío por completado.
Cuando se trata del objetivo general de un proceso de investigación se debe procurar que éste sea más profundo y de un nivel superior en relación al objetivo específico. De haber sido correctamente planteado, el general es un objetivo que resume o sintetiza el propósito del procedimiento.
Cómo elaborar un objetivo específico
Para elaborar un objetivo específico conviene arrancar por una instancia de identificar necesidades y problemas. Los expertos en el diseño de objetivos generales y específicos sugieren continuar con una fase de observación, análisis y orden de prioridades. Tras formular los objetivos específicos surge el momento de llevar a cabo la validación y, de necesitarse, el ajuste que haga falta.
Después, el enfoque tiene que estar orientado a la comunicación y a la presentación de cada objetivo específico.
Cabe resaltar que estos propósitos particulares exigen asimismo una evaluación y un seguimiento. En este contexto hay que reconocer y examinar cada ítem catalogado como indicador de tiempo, calidad y cantidad, así como cada métrica. Tampoco conviene pasar por alto o subestimar la importancia del aprendizaje y la retroalimentación si se pretende tener éxito en una planificación, una gestión o un proyecto.
Por otra parte, es interesante saber cómo y cuáles son las técnicas y las herramientas disponibles para elaborar objetivos específicos. Adquieren notoriedad en este marco el análisis DAFO (o FODA) para determinar amenazas, debilidades, oportunidades y fortalezas de una corporación y el llamado análisis PESTEL que hace hincapié en aspectos legales, políticos, socioculturales, ambientales y económicos de una empresa, por enumerar dos alternativas a modo de referencia.
Entre todos los objetivos existentes aparecen, por ejemplo, los objetivos de colaboración intradepartamental que buscan la integración y la cooperación entre miembros de diferentes áreas, sectores o departamentos de una compañía.
Objetivos específicos en la práctica
En la práctica, los objetivos específicos trascienden los ámbitos de la investigación científica y la actividad empresarial.
Estos recursos son necesarios también en el área de la educación para la implementación y el cumplimiento de programas pedagógicos o educativos que apunten al mejor rendimiento posible de los alumnos y a un desempeño óptimo por parte de los educadores.
La innovación en proyectos de tecnología, la eficiencia en la resolución de problemas vinculados al sistema de salud, la gestión en materia de desarrollo social para el impulso y el respaldo de iniciativas y políticas con responsabilidad social y las estrategias focalizadas en cuestiones de sostenibilidad y medio ambiente son otros desafíos para los cuales es valioso y útil fijar objetivos tanto generales como específicos.
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