Obrero es un concepto que tiene su origen etimológico en el vocablo latino operarius. Como adjetivo, permite calificar a aquel que trabaja o a aquello vinculado a un trabajador.
El uso más habitual de la noción, de todas maneras, se da como sustantivo. De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), un obrero es un trabajador que realiza labores manuales a cambio de una remuneración.
Qué es un obrero
Es importante tener en cuenta que obrero es un concepto que puede tener distintos alcances o definiciones con diferentes grados de especificidad. Incluso, suele entrar en juego la mirada política.
A grandes rasgos, puede afirmarse que un obrero es un trabajador. O, con mayor precisión, un empleado: alguien que cumple con una tarea a cambio de la paga que recibe de su empleador.
Sin embargo, lo habitual es que la idea de obrero se use para nombrar específicamente al trabajador industrial. De este modo, un artesano o alguien que se desempeña en el sector de servicios no suele ser mencionado como un obrero.
La relación laboral
El obrero, en su calidad de empleado, establece un vínculo laboral con su empleador. Dicha relación se formaliza mediante un contrato y está regida por la legislación vigente.
En el contrato, se detalla cuáles son las obligaciones de las partes. Generalmente, el obrero debe cumplir con un determinado horario y llevar a cabo una cierta actividad, mientras que el empleador tiene que abonar el monto acordado y asumir otras cuestiones (el pago de un seguro, indemnización en caso de despido, etc.).
Más allá de la ley, existe el trabajo informal. Hay obreros que cumplen con su tarea en negro; es decir, sin contrato de por medio. Así, no cuentan con obra social ni cobran indemnización si son despedidos, por ejemplo.
El obrero como sujeto político
Es habitual que, con fines de estudio, la sociedad sea dividida en clases. El conjunto de los obreros, en este contexto, constituye la clase obrera (también llamada proletariado).
El marxismo explica que los miembros del proletariado carecen de medios de producción, los cuales están en manos de los dueños del capital. Por eso, los obreros se ven forzados a vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario. Con su labor, los obreros producen una plusvalía que se la apropian los capitalistas o burgueses.
Como se puede advertir, la relación entre los obreros y los dueños de los medios de producción es desigual. A través de la actuación política y de los sindicatos, los obreros intentan reforzar su posición, mejorar sus condiciones laborales y de vida y mitigar la desigualdad.
El marxismo clásico considera que los obreros deben unirse, comprometerse con la lucha de clases y propiciar una revolución que modifique ese esquema de poder. El acceso del proletariado al gobierno haría posible un cambio de las instituciones políticas e incluso derivaría en la abolición del sistema capitalista y en la construcción de una sociedad sin clases.
Sin contar con pretensiones revolucionarias, en la vida democrática numerosos partidos políticos pretenden defender los intereses de los obreros. Estos movimientos no quieren un cambio en la estructura social, sino que aspiran a lograr avances sin abandonar el capitalismo.