Toda persona tiene derecho a ser respetada y a vivir libremente su sexualidad, independientemente de su identidad de género o la orientación sexual que posea.
Orientación sexual es una expresión de interpretación o aplicación amplia ya que va más allá de aludir a la atracción sexual, romántica o erótica que alguien experimenta en relación a personas con las cuales puede, o no, compartir edad, género, alguna preferencia sexual, etc.
La orientación sexual, complementada y combinada con los roles de género y la identidad de género, se conecta con la autopercepción y lleva a precisar la identidad sexual de un ser humano.
Informarse, asesorarse, romper prejuicios, evitar los preconceptos e interesarse por esta temática contribuye a tener en claro que existen tanto la heterosexualidad y la homosexualidad como la bisexualidad y muchas otras modalidades que no definen a los seres humanos ni tendrían que tomarse como excusa para cometer actos de violencia por orientación sexual ni de discriminación de género. Hay que saber, incluso, que hay en el mundo asexualidad, una realidad que caracteriza a sujetos que carecen de deseo o interés respecto a mantener intimidad y por ello no poseen una vida sexual activa.
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ResumenTipos de orientación sexual
Junto a las variedades mencionadas líneas arriba existen más tipos de orientación sexual que dejan al descubierto un sinfín de posibilidades que pertenecen al plano privado de cada individuo, independientemente de la necesidad o la disposición personal de querer reconocerse públicamente como parte de uno u otro grupo.
Convivimos, por ejemplo, con quienes se enmarcan dentro de la pansexualidad ya que sus fantasías, sus afinidades y el fenómeno de la seducción no se limitan ni condicionan por sistemas binarios de género: los pansexuales no reparan en la identidad de género o el sexo del ser que los atrae.
Tampoco hay que pasar por alto las clasificaciones de monosexualidad y polisexualidad. En el primer conjunto, dado que responden al vínculo amoroso y erótico con un único género (que puede ser compartido, o no, por quienes integran una pareja), figuran la heterosexualidad y la homosexualidad. En el segundo, en tanto, aparecen las ya citadas pansexualidad y bisexualidad porque hay más de un objeto de interés.
Cuando se habla de demisexualidad, en cambio, se apunta a gente que necesita un lazo emocional, una cercanía o sentimiento de afecto previo para poder sentirse sexualmente atraída por ese ser con el cual primero forjan un vínculo cercano de apego, romanticismo o cariño.
La diversidad en materia de orientación sexual se profundiza a través del reconocimiento de la androsexualidad (marcada por la atracción hacia rasgos de estereotipo masculino o hacia los hombres en general) y la ginesexualidad (cuyo factor de atracción responde a las caracterizaciones femeninas, sin tomar en cuenta si el foco de interés es una mujer o un exponente masculino de femineidad), por citar otras alternativas.
Desde el movimiento LGBTQ+ se lucha para garantizar los derechos de transexuales, personas transgénero, homosexuales y bisexuales y ponerle freno a la homofobia, transfobia, lesbofobia, etc.
Identidades de género
En pos de la inclusión social, la tolerancia, la aceptación, el autoconocimiento y la convivencia armoniosa hay que enseñar y explicar qué y cuáles son las identidades de género.
En primer término se necesita recordar que esta noción describe la percepción que cada uno tiene de sí mismo. Este sentir puede, o no, corresponderse con los rasgos anatómicos. Así como a veces la identidad de género coincide con el sexo de la persona, en otras circunstancias no coinciden los órganos sexuales con la identificación, la personalidad y la mente de un sujeto.
Cuando se corresponde el sexo que se asigna en la etapa del nacimiento con la identidad de género se trata de un individuo (hombre o mujer) cisgénero. De no haber compatibilidad entre identidad y genitales, entonces el ser se engloba en el conjunto transgénero.
También hay quienes se nuclean en el género no binario porque no se perciben ni reconocen como hombres ni como mujeres y un sector bautizado como queer cuyos miembros le huyen a las etiquetas y optan por no encasillarse en géneros o gustos íntimos preestablecidos.
El movimiento feminista lleva tiempo conquistando derechos a escala internacional, pero todavía queda un largo camino de lucha y concientización para lograr igualdad y que las mujeres dejen de ser víctimas de violencia machista y discriminación por género.
Sensibilización sobre la orientación sexual
Mucho se ha avanzado ya en cuestiones de sensibilización sobre la orientación sexual. Con relativa frecuencia se ponen en marcha campañas para promover el respeto a la orientación sexual, talleres centrados en la diversidad sexual y charlas sobre sexología, salud sexual y educación sexual.
Es fundamental, además, instruir a la sociedad en su conjunto y capacitar especialmente a comunicadores, funcionarios, educadores y profesionales del ámbito de la salud para ponerle fin a los estereotipos de género y evitar herir a alguien por desconocimiento o falta de herramientas para interactuar correctamente desde el respeto y la empatía con alguien que pertenece, por ejemplo, al movimiento LGBTQ+.
Desde los gobiernos, paralelamente, se deben implementar medidas que garanticen la igualdad de género, se faciliten los trámites de adopción por parejas del mismo sexo, exista un ambiente seguro para LGBTQ+ y para que, en definitiva, se hagan valer los derechos humanos. También es imprescindible que se trabaje en evitar, combatir y castigar las microagresiones, el bullying homofóbico, los delitos de odio por orientación sexual y, por supuesto, toda clase de conducta agresiva y discriminatoria que atente contra la vida o el bienestar de cualquier individuo.
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