El vocablo italiano ovolo derivó, en nuestra lengua, en óvalo. Así se denomina a una curva cerrada, similar a una elipse, que es redondeada y convexa.
Los óvalos presentan uno o dos ejes de simetría. Entre sus propiedades, puede mencionarse que carecen de lazos y bucles y que la orientación de su curvatura no registra cambios de signo. Por otra parte, el interior del óvalo resulta un conjunto convexo.
La ausencia de lazos y bucles antes mencionada nos lleva a definir el óvalo como una curva de Jordan, desarrollada partiendo de un teorema homónimo de principios del siglo XX. Con respecto a la constancia en el signo, se puede expresar como que su curvatura es negativa o positiva, pero no puede alternar los dos signos ya que no tiene hendiduras ni retrocesos en su estructura.
Los huevos son el caso más conocido de óvalos. Tanto los huevos de aves como aquellos que se elaboran con chocolate para la Pascua tienen esta forma. Las pistas de atletismo también suelen tener una configuración oval.
Esta analogía entre los huevos de las aves y la figura geométrica no es más que una herramienta para reconocerla, pero de ninguna manera debe tomarse como una descripción exacta o técnica. Simplemente es cierto que el perfil de un huevo se parece a un óvalo a grandes rasgos.
En ciertos casos especiales, algunos elipses y circunferencias pueden recibir la denominación de óvalo, aunque poseen dos ejes de simetría, y no uno solo o, como puede ocurrir, ninguno. Si bien en la vida cotidiana podemos usar este término para describir un objeto cuya forma sea similar, para las matemáticas existe una definición formal que incluye el óvalo en el grupo de las curvas planas; en este marco también es posible hacer referencia a líneas o curvas ovaladas.
El concepto de ovoide se define como un cuerpo tridimensional convexo de forma redondeada; se puede decir que un óvalo y sus puntos interiores forman un ovoide bidimensional. La geometría proyectiva, la rama de las matemáticas que se enfoca en las figuras geométricas y sus propiedades de incidencia, establece la curva ovalada y el ovoide usando únicamente condiciones de incidencia (un máximo de dos puntos pueden obtenerse al cortar un óvalo o un ovoide con una recta) en el marco del denominado conjunto cuadrático.
Desde el punto de vista de la geometría proyectiva, el óvalo también debe cumplir el requisito de que su contorno no contenga ningún punto que forme una curvatura nula una vez que se dispone en el plano real. Dicho de otra manera, un óvalo es el borde de un grupo estrictamente convexo ya que no tiene ningún segmento rectilíneo.
Suele llamarse óvalo, por otro lado, al circuito que se utiliza en las carreras de motociclismo y automovilismo cuyas curvas son siempre hacia el mismo lado (hacia la derecha o la izquierda). Esta particularidad hace que el circuito en cuestión sea oval.
Por lo general, estos óvalos presentan un par de curvas de 180° hacia la izquierda, que se vinculan con dos rectas de la misma longitud. De todos modos existen otras clases de óvalos (por ejemplo, con cuatro curvas de 90°, dos rectas cortas y dos rectas largas).
Según la extensión del trazado, los óvalos se diferencian entre óvalos pequeños (de hasta 1600 metros), óvalos medianos (de entre 1601 y 3199 metros) y los superóvalos (de 3200 metros o más). Gracias a la velocidad que alcanzan los vehículos, los óvalos son muy populares en los deportes a motor.
La National Association for Stock Car Auto Racing (NASCAR) suele correr en óvalos. El Indianapolis Motor Speedway y el Daytona International Speedway, en tanto, están entre los óvalos más famosos del mundo.