La noción de palatino tiene diferentes usos según su raíz etimológica. Cuando procede del latín palātum, refiere a aquello vinculado al paladar.
El paladar es el sector superior e interior de la boca en los animales vertebrados. El hueso palatino, en este marco, es aquel que permite la formación de la bóveda del paladar (también denominada, justamente, bóveda palatina). Se trata de un hueso corto y de forma irregular que presenta una porción vertical y otra horizontal, cada una con un par de caras.
Las amígdalas palatinas, en tanto, son aquellas que se hallan entre los pilares del velo del paladar, a los dos costados de la faringe, en la parte más profunda de la cavidad de la boca. Es importante mencionar que se llama amígdala al órgano que se desarrolla a partir de la unión de nódulos linfáticos.
Los límites de las amígdalas palatinas, que se sitúan a ambos costados de la orofaringe, son los siguientes:
* el pilar posterior del músculo conocido como palatofaringeo;
* el pilar anterior del palatogloso, otro músculo;
* el músculo constrictor superior, el cual las limita de manera lateral.
Otro nombre por el que se conocen las amígdalas palatinas es tonsilas, y se trata de un par de acumulaciones de tejido linfático (o linfoide), el cual se encuentra constituido por fibras reticulares de colágeno tipo III que forman una red y tienen una clase particular de fibroblastos en sus intersecciones que se denominan células reticulares.
Cabe mencionar que las amígdalas palatinas se encuentran en el anillo de Waldeyer, un grupo de estructuras de tejido linfático ubicadas en la faringe que, a pesar de tener una presencia difusa forma más de un conglomerado principal que se nombran bajo la denominación de amígdalas, de las cuales hay cuatro clases: las palatinas (ubicadas en la orofaringe), las linguales (en la parte inferior de la lengua), las faríngeas (que también se conocen como adenoides y están en la rinofaringe) y las tubáricas (son más pequeñas y se hallan al costado del orificio de la trompa de Eustaquio).
Con respecto a la función que lleva a cabo la amígdala palatina, podemos decir que es de tipo defensiva, ya que se encarga de proteger la mucosa respiratoria y la digestiva de cualquier ataque por parte de microbios patógenos que ingresen en el organismo.
Por lo general, el tamaño de la amígdala palatina es mayor durante la infancia, y comienza a reducirse desde los 10 años de edad. Este proceso de disminución de tamaño se denomina involución fisiológica. Las ramas nerviosas que recibe se originan en los nervios palatino menor y glosofaríngeo. La sangre le llega de varias arterias, entre las que se encuentran las siguientes: tonsilar, lingual, palatina ascendente, faríngea ascendente y maxilar interna. Por medio de las venas lingual y faríngea, las cuales confluyen en la vena yugular interna, se lleva a cabo el retorno venoso.
La idea de palatino también puede provenir de palatīnus, otro vocablo de la lengua latina. En este caso, el término hace alusión a lo que está relacionado a un palacio: la vivienda de un rey, un noble u otro gran personaje.
De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), palatino puede calificar al individuo que disponía de su oficio en un palacio o mencionar a un alto dignatario.
Se conocía como guardia palatina, por otra parte, a una unidad militar creada en 1850 por Pío IX. Su misión era defender la Ciudad del Vaticano y los Estados Pontificios. En 1970, el papa Pablo VI ordenó la disolución de este cuerpo.
A la capilla de un palacio, por último, se la llama capilla palatina. Nápoles y Palermo, por ejemplo, cuentan con capillas palatinas.