La política exterior es el conjunto de las medidas diseñadas y aplicadas por un gobierno para defender los intereses de su país en el ámbito internacional. El concepto también puede aludir a la actividad que llevan a cabo las autoridades para relacionarse con los dirigentes de otros Estados.
Cabe destacar que la idea de política tiene varios significados. En este caso nos interesa su acepción como aquello que realizan quienes se encargan de la gestión de los asuntos públicos. Lo exterior, por otro lado, puede hacer referencia a lo que es externo a una nación, en contraposición a lo interior o nacional.
Acerca de la política exterior
La política exterior contempla las diversas acciones que ejecuta un gobierno para administrar sus relaciones internacionales. Por lo tanto está asociada a la diplomacia.
En el ejercicio de la política exterior tiene una gran importancia la representación del Estado en el extranjero a través de embajadas y consulados. Estas oficinas, además de brindar servicios a los ciudadanos, actúan en nombre del gobierno de su país.
Cada Estado, de este modo, diseña y lleva adelante una política exterior que le permita la defensa de sus intereses y sus valores en el plano internacional. De igual forma, esta actividad se orienta al establecimiento de acuerdos y pactos con otros países para garantizar la paz y tratar temas que competen a la humanidad en general (como los derechos humanos y el cambio climático).
Es importante indicar que la política exterior debe estar en sintonía con la política interior ya que ambas defienden los intereses nacionales y deben atender las necesidades sociales y económicas de la población.
Oportunidades y riesgos
Muchas veces se vincula la política exterior al aprovechamiento de las oportunidades y la minimización de los riesgos que existen en el contexto global. Si bien apunta a variables externas al país, las cuestiones que trata tienen incidencia en la vida cotidiana de todos los habitantes.
A través de alianzas internacionales y tratados, por ejemplo, un Estado puede conseguir ayuda exterior para su desarrollo, establecer zonas de libre comercio y hasta reforzar su seguridad nacional. Con diplomacia pública y misiones comerciales, asimismo, se pueden promover las exportaciones y propiciar la apertura de nuevos mercados.
Frente al accionar de organizaciones terroristas internacionales, en tanto, la política exterior es clave. La guerra contra el terrorismo requiere de esfuerzos conjuntos de todos los países para cuidar la seguridad global.
La política exterior y el derecho internacional
La política exterior de cada país debe enmarcarse en el derecho internacional. Esta rama del derecho establece las responsabilidades legales que tienen los Estados al vincularse entre sí y fija el trato a las personas en el interior de los límites estatales.
En este marco, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) cuenta con varios órganos que velan por el derecho internacional y lo aplican. Desde la Asamblea General hasta el Consejo de Seguridad de la ONU, pasando por la Corte Internacional de Justicia, existen diferentes organismos y estamentos que regulan las relaciones entre los países.
Hay que resaltar que, bajo la órbita de la ONU, se organizan cumbres mundiales y conferencias internacionales donde los líderes intercambian opiniones y buscan llegar a acuerdos. La finalidad es que la política exterior de cada Estado, sin perder su identidad ni sus principios, pueda desarrollarse en armonía con los objetivos mundiales.
El cuidado del medio ambiente
El cuidado del medio ambiente es responsabilidad de todos los países y, por lo tanto, forma parte de la agenda de la política exterior. El calentamiento global es un fenómeno que, en mayor o menor medida, afecta a la totalidad de las naciones, con lo cuales cada Estado debe involucrarse en la lucha contra la problemática.
Por supuesto, no tienen la misma responsabilidad las potencias que tienen un elevado nivel de desarrollo industrial que las naciones más pobres con economías subdesarrolladas. De manera similar, el cambio climático no genera el mismo impacto en territorios con infraestructuras sólidas y recursos para la prevención que en aquellos cuyos habitantes, en su mayoría, apenas pueden subsistir.
Sin dejar de lado esta realidad, la política medioambiental internacional involucra a cada nación en el cuidado del planeta. Si nos centramos en el Acuerdo de París, este tratado en vigencia desde noviembre de 2016 se enmarca en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que cuenta con 197 partes (los Estados que la ratificaron).
Esto quiere decir que 197 países han adoptado el compromiso de tomar medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y mantener el calentamiento global en menos de 2 ºC de aumento de la temperatura en comparación a los registros de la época preindustrial.
También en el marco de la CMNUCC se implementó el Protocolo de Kioto, en vigor desde febrero de 2005 y que fija objetivos de reducción de las emisiones para la Unión Europea (UE) y 37 países.
Este tipo de pactos, en definitiva, nacen a partir de la política exterior de cada Estado, entendiendo sobre todo la actividad política como una búsqueda de consensos para la toma de decisiones.