El concepto de predicado procede de praedicātum, un vocablo del latín tardío. El término se emplea en el ámbito de la gramática para aludir a la función sintáctica que desarrolla el sintagma verbal.
El sujeto y el predicado
Antes de avanzar con la idea de predicado verbal, es importante tener en cuenta que en las oraciones gramaticales se puede identificar al sujeto y al predicado. El sujeto es aquel que desarrolla la acción o de quien se expresa algo; el predicado, en tanto, es el fragmento de la oración que se encarga de la descripción de la acción realizada por el sujeto o de aquello que se expresa acerca del sujeto.
La relación gramatical que existe entre estos dos componentes esenciales de nuestra lengua trasciende los límites de la técnica y la estructura para alcanzar la semántica. En nuestra comunicación hay matices que nos llevan a entender qué estamos diciendo, si hace referencia a una cosa o a un individuo, si se trata de una opinión, un hecho o una pregunta, entre otras muchas posibilidades. El sujeto y el predicado son dos nodos que mantienen en equilibrio nuestro discurso, incluso cuando uno de ellos se omite.
Predicado verbal y nominal
De acuerdo a sus características, el predicado puede ser calificado como predicado verbal o predicado nominal. En el caso del predicado verbal, se trata de aquel que se compone de un verbo no copulativo, el cual puede aparecer en soledad o junto a complementos.
Los verbos copulativos son los siguientes tres: ser, estar y parecer. No sirven para aportar datos sobre una acción que realiza el sujeto, sino que actúan como vínculo o cópula. En otras palabras, su finalidad es expresar ciertas cualidades del sujeto. Claro que, al igual que con el resto de los verbos de nuestra lengua, deben concordar en número con éste: él es / ellas son. Con el adjetivo o sustantivo que le siga, además debe concordar en género: ellas son empresarias.
El más común de los tres es el verbo ser, ya que nos permite comunicar nuestra opinión formal o informal acerca de nuestro entorno. Cabe señalar que el tercero, parecer, aparece en algunas fuentes como un verbo pseudocopulativo, porque en sí mismo tiene una cierta carga semántica: mientras que los otros dos dan paso directamente a un adjetivo, éste nos habla de una mayor observación, de algo que se desprende del sujeto (su apariencia física, su supuesto estado de ánimo, etcétera) para llevarnos a hablar de él.
Volviendo a la noción de predicado verbal, como decíamos líneas arriba consta de un verbo no copulativo. Se denomina sintagma verbal al conjunto de las palabras cuyo núcleo es dicho verbo.
Ejemplos prácticos
Veamos un caso. En la oración «Juan juega al fútbol», el sujeto es «Juan», mientras que el predicado es «juega al fútbol». Dado a que el verbo es «jugar» (no copulativo), estamos ante un predicado verbal.
Para poner a prueba este ejemplo podemos oponerlo a uno en el cual el predicado sea nominal: «Juan es futbolista». Si hilamos fino, en ambos casos estamos diciendo lo mismo; de hecho, si nuestro interlocutor no nos oyera bien y nos pidiera que le repitiéramos, perfectamente podríamos intercambiarlas y el mensaje que recibiría sería el mismo. Sin embargo, incluso en este caso relativamente ambiguo podemos diferenciar entre la acción jugar del predicado verbal y el vínculo entre sujeto y profesión que establece el predicado nominal con el verbo ser.
Otros ejemplos: «Rafael Nadal ganó el Abierto de Estados Unidos» (predicado verbal: «ganó el Abierto de Estados Unidos»), «Mi novia y yo cenaremos en un restaurante mexicano» (predicado verbal: «cenaremos en un restaurante mexicano»), «Mi hermano está hablando por teléfono» (predicado verbal: «está hablando por teléfono»).