Un psicofármaco es una sustancia química que ejerce una cierta influencia en los procesos de la mente. Estos agentes inciden en el sistema nervioso central y pueden modificar desde la conciencia hasta la conducta, pasando por la percepción.
Los psicofármacos se emplean como medicamentos ya que, por sus características, están en condiciones de cambiar el ánimo de un paciente o mitigar el dolor que le provoca una enfermedad, un trastorno o algún tipo de padecimiento.
Adicción a los psicofármacos
Es importante destacar que, en algunos casos, el uso indebido de los psicofármacos puede provocar una adicción. Cuando el sujeto emplea un psicofármaco con intención recreativa y no puede evitar consumirlo por la necesidad que la sustancia genera en su organismo, se habrá convertido en un individuo dependiente del psicofármaco en cuestión.
Algunos psicofármacos son ilegales debido a que no se le reconocen efectos terapéuticos y, por lo tanto, su uso siempre es dañino. Otros, en cambio, se venden de manera legal para el desarrollo de una terapia. En estos casos, los psicofármacos son recetados por un profesional médico.
Esto no impide que un psicofármaco de venta legal sea utilizado de un modo indebido por parte de una persona. Si un médico indica al paciente que tome una dosis de un psicofármaco X cada doce horas y el sujeto consume una dosis cada dos horas, los efectos de la sustancia química no serán terapéuticos sino que tendrán consecuencias adversas.
Los ansiolíticos como el clonazepam, los antidepresivos como la fluoxetina y los antipsicóticos como la clorpromazina son algunos ejemplos de psicofármacos recetados por médicos en el marco de determinados tratamientos.
Clasificación según el tipo
Es importante saber que los psicofármacos se pueden clasificar en cuatro grandes grupos:
- Antidepresivos. Como su nombre indica, se usan fundamentalmente para tratar la depresión, aunque también se suelen emplear para abordar de manera terapéutica otra serie de situaciones tales como los trastornos adictivos.
- Sedantes. Inducir el sueño, entre otras cosas, es lo que se consigue con estos psicofármacos, dentro de los cuales se incluyen los barbitúricos.
- Tranquilizantes mayores. Quienes sufren psicosis de importante gravedad, como sería el caso de la psicosis, son los que toman este tipo de psicofármacos, ya que tienen una función contra las alucinaciones.
- Tranquilizantes menores. Ansiolíticos es como también se conoce a estos fármacos, que consiguen relajar los músculos de quienes los toman y así se les ayuda a que estén más calmados e incluso a que puedan conciliar el sueño. En nuestra sociedad actual son muchas las personas que reconocen tomarlos y un elevado porcentaje lo hace abusando de los mismos y sin ningún tipo de control.
Otros tipos de psicofármacos
Esa es la clasificación más generalizada. No obstante, hay que decir que si se quisiera agrupar u ordenar estos psicofármacos únicamente teniendo en cuenta lo que es su acción terapéutica, se obtendrían los siguientes grupos:
- Psicoestimulantes, se usan tanto para tratar la narcolepsia como la hiperactividad.
- Antipsicóticos.
- Antidemenciales.
- Antiagarofóbicos, para abordar lo que es el problema de la agorafobia.
- Antifobia social.
- Antidepresivos.
- Anorexígenos.
- Antipánico.
- Ansiolíticos.
- Anti Estrés Postraumático.
- Anti-impulsivos.
- Estabilizantes del estado de ánimo.
- Antiobsesivos compulsivos.
- Hipnóticos, que se emplean a la hora de abordar los problemas de insomnio.