El término puchero, que procede del vocablo latino pultarius, tiene dos grandes usos. El concepto alude a un tipo de vasija y a una preparación gastronómica que, en sus orígenes, se elaboraba en dicho recipiente.
Recipiente de cocina
Se llama puchero, por lo tanto, a una especie de olla que tiene una o dos asas. En la antigüedad, para cocinar, solía utilizarse el puchero de barro, un recipiente creado por los alfareros.
La costumbre de cocer alimentos en el puchero hizo que, con el tiempo, se empezara a conocer con dicho nombre a diversas comidas. Hoy en día se llama puchero a distintos guisos o cocidos.
El plato
El puchero, en este marco, se prepara hirviendo diversos ingredientes en una olla. De acuerdo a la región, la receta adquiere diferentes características.
En Argentina y en Uruguay, por ejemplo, uno de los rasgos típicos del puchero es la inclusión de carne. Suelen utilizarse cortes de carne vacuna como el osobuco o caracú, aunque también puede elaborarse con pollo. Otros ingredientes habituales son el zapallo, la papa, el choclo y la zanahoria.
El puchero andaluz, por otro lado, lleva generalmente carne, garbanzos, papa, acelga y apio. Si nos centramos en el puchero andino, podemos encontrar batata o camote y yuca o mandioca.
Es importante tener en cuenta que no hay una receta específica en cada país. Hay quienes usan o descartan ingredientes según la disponibilidad y, por supuesto, el gusto de cada uno.
Alimento sano y versátil
El puchero no sólo es un plato relativamente económico y fácil de preparar, sino que es ideal para las épocas más frías del año y es muy nutritivo, ya que contiene vitaminas, carbohidratos, minerales y proteínas.
Más allá de las recetas tradicionales, cada uno puede preparar puchero a su manera, con los ingredientes que tenga en casa. De hecho, es perfectamente posible prescindir de los productos de origen animal para elaborar una versión vegana. Entre los muchos ingredientes que pueden potenciar su sabor y sus propiedades sin depender de la carne tenemos el puerro, el tofu, la zanahoria, los champiñones, las alubias, las lentejas, los garbanzos, el arroz integral e incluso los fideos.
El gesto
En el lenguaje coloquial, por último, se denomina puchero al gesto o mohín que antecede al llanto, ya sea real o fingido: “¡Ya deja de hacer pucheros y hazme caso!”, “El niño no tardó en hacer pucheros cuando la madre empezó a regañarlo”, «Mis compañeros me hicieron ver que cuando estoy leyendo suelo hacer puchero».
Este gesto consiste en levantar y llevar hacia afuera el labio inferior, al mismo tiempo que los empujamos el superior en la misma dirección. Por lo general también se arruga la zona del mentón y es posible que ambos extremos laterales de la boca (donde se encuentra la comisura) se expandan y caigan ligeramente, para compensar el elevamiento de los labios a una corta distancia de la base de la nariz. Dependiendo de los rasgos de cada persona, el resultado puede ser ligeramente diferente, aunque si se da antes del llanto es muy fácil de reconocer.
Como dato curioso, si bien el puchero se asocia con los niños más pequeños antes de sus momentos de berrinche o de llanto, en los adultos no sólo puede aparecer en situaciones similares sino que también puede adquirir un significado completamente diferente, con matices sexuales. El puchero, en este marco, con éste u otro nombre tiene la intención de atraer la atención de otra persona para mantener algún tipo de relación física con ella. Dado que los gustos juegan un papel fundamental en este caso, esto no siempre funciona, sino que muchas veces provoca un resultado opuesto al deseado.