Se denomina queso a un producto lácteo que se elabora con la cuajada de la leche. La cuajada, a su vez, es una especie de crema que se genera cuando la leche se cuaja (se vuelve pastosa) y es separada del suero.
Al madurar la cuajada, se produce el queso. De acuerdo al origen y al tipo de producción, en tanto, se consiguen diferentes clases de quesos.
No se refina ni madura
El queso fresco es aquel que no se refina ni se deja madurar. Se trata de un queso blando y húmedo que conserva la mayor parte del suero y cuyo cuajado suele extenderse unas 24 horas.
Estas características hacen que la conservación del queso fresco sea algo complicada. Por eso, en comparación a otros quesos, dura mucho menos.
Al no atravesar un proceso madurativo, el queso fresco siempre se elabora con leche pasteurizada. Por otra parte, es habitual que se le añadan ciertos condimentos para que su sabor no resulte amargo.
Caber resaltar que no hay que confundir el queso fresco con el queso crema. El queso crema es untable, mientras que el queso fresco, si bien es blando, presenta una consistencia más sólida.
Usos del queso fresco
Es importante destacar que el queso fresco tiene múltiples usos en la gastronomía. Con él pueden rellenarse empanadas, sándwiches y arepas, por ejemplo. También se lo utiliza para la preparación de tartas y pizzas.
Dado que se derrite con facilidad ante las altas temperaturas, el queso fresco se emplea sobre hamburguesas, milanesas y otras comidas que se sirven calientes. En algunas regiones, de hecho, su uso es cotidiano y forma parte de la alimentación diaria de muchas personas.
Como puede notarse, el queso fresco es un alimento muy sabroso y versátil, que puede usarse en frío o en caliente, como relleno o sobre la comida, e incluso como parte de una salsa. No sólo es muy común en millones de mesas a diario, sino que lleva tanto tiempo como parte de la gastronomía de algunas culturas que se lo asocia con ciertas recetas de manera casi obligada. Así como la pizza no puede imaginarse sin queso, para muchas personas tampoco las hamburguesas y otros platos antes mencionados.
La versatilidad del queso fresco no sólo se puede apreciar en la facilidad con la que podemos combinarlo con otros alimentos, sino también en la comodidad que nos brinda a la hora de usarlo. Partamos de su ya mencionada aplicación para acompañar platos en frío, para lo cual no es necesaria la cocción: se retira del envoltorio, se corta y se consume. Pero se adapta perfectamente al horno (donde puede quedar gratinado y crujiente), la cacerola (para usarlo en una salsa) o el microondas (la opción más rápida).
Queso fresco en el mundo
En cada país podemos encontrar diferentes variedades del queso fresco. En Alemania, por ejemplo, está el batido, con un sabor suave y una consistencia cremosa, además de superar al yogur en proporción de proteínas. El queijo branco es la versión de Brasil, donde también goza de una gran popularidad.
El queso fresco es el más usado en la cocina colombiana, donde se denomina queso costeño. Puede ser salado y duro (esta variedad se suele rallar) o tener poca sal y ser blando. Se consume tanto en el desayuno como en el resto de las comidas. En México también se conoce como cuajada y puede incluir una mezcla de leche de cabra y vaca. Si bien hay versiones que se derriten sin problema (como ser el Oaxaca) otros simplemente se ablandan. Dos recetas populares que lo incluyen son las gorditas de cuajada y los tamales de cuajada.