El término quiralidad alude a la condición de quiral. Este adjetivo (quiral), por su parte, refiere al elemento que no puede superponerse con su propia imagen especular.
Distinto del reflejo
La quiralidad, de este modo, está asociada a la asimetría. Cuando un objeto se distingue de su imagen reflejada, es quiral. En cambio, si la superposición con la imagen especular es posible y se registra una coincidencia, se trata de algo aquiral.
En química
En el ámbito de la química, se habla de moléculas quirales cuando la imagen especular de las mismas no resulta superponible. Lo habitual es que esta propiedad esté dada por un átomo de carbono asimétrico, también conocido como carbono quiral. A estas imágenes especulares de una molécula quiral se las llama isómeros ópticos o enantiómeros.
Los ácidos nucleicos, los carbohidratos y los aminoácidos, entre muchos otros, se presentan en diversos medicamentos así como casi en todas las moléculas de nuestro organismo, y gracias a la quiralidad molecular es posible que interactúen las enzimas y los sustratos correspondientes. Es importante señalar que sus reacciones químicas asociadas son fundamentales para la vida.
Al día de hoy, los carbonos asimétricos cuya presencia se considera la causa más frecuente de quiralidad molecular se conocen por el nombre de centros quirales. De todos modos, también se pueden hallar con otras denominaciones, como ser centros estereogénicos o estereocentros. A pesar de que este carbono sea la causa de tal propiedad, es importante que la misma se da en toda la molécula. Hablando más en detalle sobre este carbono, su forma es tetraédrica y tiene cuatro grupos diferentes. Por otra parte, hay moléculas que tienen un centro quiral pero son aquirales.
Con respecto a la luz visible, podemos decir que tiene una clara tendencia a oscilar en todos los planos; sin embargo, se atraviesa un filtro polarizador, lo hace solamente en uno. La quiralidad de la molécula sirve para desviar este último plano en un ángulo determinado. Cuando la rotación se da hacia la derecha, se habla de dextrógiro; el sentido contrario se denomina levógiro.
En física
Para la física, la quiralidad es un fenómeno que permite describir cómo se comportan las partículas en un sistema de referencia levógiro o dextrógiro, también conocidos como de mano izquierda o derecha, respectivamente. Partiendo de la propiedad denominada espín, de acuerdo con la cual las partículas elementales presentan un momento angular intrínseco que no varía, se puede determinar la helicidad que, en ciertos casos, es igual a la quiralidad.
La magnitud física conocida por el nombre de helicidad, en tanto, se consigue al proyectar el espín en la dirección de momento lineal. Si la dirección del movimiento de la partícula es igual a la de su espín, entonces se dice que su helicidad es dextrógira, así como si son opuestas se denomina helicidad levógira. En términos matemáticos, la helicidad se puede notar por medio del signo de tal proyección: positivo para la dextrógira y negativo para la levógira.
En el caso del gluón, el gravitón (que es hipotético) y el fotón, es decir de partículas que no tienen masa, la helicidad equivale a la quiralidad.
En geometría
La idea de quiralidad también aparece en el terreno de la geometría. La quiralidad se da cuando una figura no se puede ajustar a su imagen especular por medio de traslaciones y rotaciones.
Resulta más simple comprender la quiralidad tomando ejemplos conocidos. Los zapatos, en este marco, son quirales: el zapato izquierdo es una imagen especular del zapato derecho (y viceversa). Es evidente que ambos zapatos no coinciden si son superpuestos. Lo mismo ocurre con las manos humanas, que no pueden superponerse y, por lo tanto, hay quiralidad entre ellas.