Un relato es un conocimiento que se transmite, por lo general en detalle, respecto a un cierto hecho. El concepto, que tiene su origen en el vocablo latino relātus, también permite nombrar a los cuentos y a las narraciones que no son demasiado extensas.
De esta forma, como género literario, un relato es una forma narrativa cuya extensión es inferior a la novela. Por eso, el autor de un relato debe sintetizar lo más importante y enfatizar aquellas situaciones que son esenciales para el desarrollo del mismo. Si en una novela el escritor pueda ahondar en descripciones, en un relato se busca un mayor impacto con menos palabras.
Autores de relatos
A lo largo de la Historia de la Literatura Universal nos encontramos con un amplio número de autores que han desarrollado su carrera en el ámbito del relato y además con un importante éxito. Este sería el caso, por ejemplo, del argentino Jorge Luis Borges que legó a las generaciones siguientes de lectores obras de este tipo tales como “El jardín de los senderos que se bifurcan”, “El espejo de tinta” o “Utopía de un hombre que está cansado”.
Pero no es el único escritor de relatos destacable. Asimismo tampoco podemos pasar por alto la figura del estadounidense Edgar Allan Poe. Y es que el mismo está considerado como el padre del relato detectivesco, es decir, de aquel tipo de obra de extensión más reducida que la novela que versa sobre interesantes casos que requieren que tome protagonismo un investigador que aclare los mismos, ya sean desapariciones o asesinatos, entre otras cuestiones.
Entre los trabajos que realizó aquel y que se enmarcarían dentro de dicha denominación se encontrarían, por ejemplo, “El escarabajo de oro”, “El misterio de Marie Roget” o “Los crímenes de la calle Morgue”. Precisamente este último relato es uno de los más conocidos y alabados de la carrera de Poe no sólo por ser el primer relato detectivesco de la historia sino también por la calidad del mismo.
En concreto, en aquel se nos acerca al cruel asesinato de una madre y una hija en París. La policía será la que asuma el deber de intentar aclarar lo sucedido y dar con el responsable, sin embargo, la incapacidad de la misma para lograr dicho objetivo llevará a que sea un detective (Dupin) el que se encargue del caso.
Los relatos pueden ser ficticios (como un cuento o una epopeya) o pertenecer al mundo de la no-ficción (como las noticias periodísticas). Por supuesto, no es lo mismo escribir (relatar) una obra de ficción que informar acerca de un hecho verídico. De todas formas, el estilo narrativo del relato se mantiene en ambos mundos.
La narración oral
Cabe destacar que el relato trasciende la literatura y la palabra escrita. Cuando una persona le cuenta algo a otra, está relatando una situación, es decir, construyendo un relato.
“Salí de mi casa y, cuando iba a subirme al tren, escucho un grito. Apenas me doy vuelta para mirar qué había ocurrido, veo que un hombre viene corriendo con una cartera y una mujer que le grita desde atrás. Entonces no lo dudé: le puse la pierna y el ladrón terminó cayéndose. Por suerte llegó enseguida un policía y lo esposó. La mujer, como agradecimiento, me regaló un chocolate”: este puede ser un ejemplo de un relato oral, donde una persona le transmite una experiencia que vivió a otro individuo.