La noción de responsabilidad tiene varios usos. Puede tratarse de una obligación moral; de una deuda que requiere de algún tipo de reparación; o de la capacidad de un individuo para entender las consecuencias de sus actos.
Ambiental, en tanto, es un adjetivo que alude a aquello vinculado al ambiente. En este caso, nos interesa la acepción del término como equivalente a medioambiente o medio ambiente: el conjunto de los factores que resultan exteriores a los organismos vivos pero que inciden en su subsistencia y desarrollo.
La idea de responsabilidad ambiental, de este modo, se asocia a la valoración del impacto ecológico de una actividad o acción. El concepto implica hacerse cargo de las consecuencias que tiene el accionar humano en el entorno natural y la atmósfera.
Características de la responsabilidad ambiental
La responsabilidad ambiental abarca tanto a las personas físicas como jurídicas. Aunque se la suele relacionar con las acciones (generación de emisiones contaminantes, vertido de residuos, etc.), también tiene que ver con la inacción (cuando no se hace aquello que se requiere para evitar o minimizar un daño).
Es importante considerar que la responsabilidad ambiental puede tener un correlato formal o jurídico. Dependiendo del tipo de falta, puede haber una responsabilidad administrativa, civil o penal, derivada de la huella que se provocó en el medio ambiente.
En definitiva, puede considerarse que la responsabilidad ambiental es fruto del compromiso de las personas y las organizaciones con el estado del ambiente, que puede verse afectado por diferentes labores y actos. Como ya indicamos, si bien la responsabilidad puede tener su origen en la ética, en ocasiones puede ser evaluada y penada por la Justicia.
Consecuencias de la producción
Por lo general, la responsabilidad ambiental se juzga en el sector productivo. Aunque cada individuo debe ser responsable con el medio ambiente en su vida cotidiana, habitualmente la noción se analiza en lo referente a la actividad empresarial.
Una compañía responsable con el ambiente tiene que asegurarse de no interferir con el equilibrio del ecosistema. Así, tiene que procurar que su actividad no genere un impacto negativo o, al menos, compensar los problemas que causa.
En cierta forma, casi todos los procesos productivos impactan en la naturaleza. Sin embargo, hay procedimientos más dañinos que otros. Sobre las entidades que ejecutan esas acciones recae la mayor responsabilidad ambiental, debido a que las consecuencias pueden ser devastadoras.
La responsabilidad ambiental en la minería
Tomemos el caso de las compañías mineras. Esta industria es una de las más contaminantes, con lo cual la evaluación de la responsabilidad ambiental por parte de las autoridades resulta indispensable.
Las explotaciones mineras, a grandes rasgos, contaminan el suelo, el aire, los acuíferos subterráneos y el agua superficial. Asimismo, pueden afectar a los animales y a la flora e introducir cambios en el clima.
Aunque depende de cada legislación, el Estado suele contar con normativas específicas para que la minería no provoque perjuicios de gravedad. Cuando las empresas incumplen las reglas, reciben duras sanciones.
De todas maneras, la población muchas veces se opone a la actividad minera ya que, una vez concretado el perjuicio, no hay reparación posible. Cualquier falta a la responsabilidad ambiental puede resultar letal.