Reticencia es un término de nuestra lengua que procede del vocablo latino reticentĭa. El concepto puede emplearse respecto a la postura que adopta una persona cuando sólo dice una parte de todo lo que sabe sobre un determinado asunto.
Por ejemplo: “El joven habló con reticencia por temor a las represalias”, “El entrenador del equipo siempre muestra reticencia a la hora de contar qué ocurre en el interior del vestuario”, “Martina contó con lujo de detalles y sin reticencia todo lo que vivió en el estudio de televisión”.
Ejemplos de reticencia
Supongamos que el jefe de Gabinete de un país sale de una reunión en la que participaron el presidente y varios ministros. Al ser abordado por periodistas, el jefe de Gabinete no desea contar todo lo que se comentó en la reunión ya que hay cosas confidenciales que no se pueden develar. Por lo tanto, se expresa ante los medios de comunicación con reticencia: es decir, mencionando apenas algunos de los temas que se trataron y sin dar demasiados detalles.
La reticencia también puede estar vinculada a la desconfianza, las dudas o el resquemor: “Existe reticencia en las empresas a contratar nuevos empleados debido a la incertidumbre económica”, “Hay reticencia en el gobierno israelí respecto al acuerdo de paz”, “Los argentinos tienen reticencia para ir al médico”.
Una figura literaria
Reticencia, por otro lado, es el nombre de una figura literaria que implica no completar una expresión o una frase, dando a entender aquello que no se dice: “Si el director de la revista publicara todo lo que sabe sobre el candidato…”. En este contexto, la reticencia también se conoce con el nombre de aposiopesis .
La información que no se incluye en una oración de este tipo se considera obvia, ya sea porque pueda deducirse utilizando la lógica o bien porque el interlocutor la tenga presente. En el ejemplo anterior, aunque no conozcamos al candidato- a un puesto político- mencionado, podemos inferir que las cosas que el director de la revista podría publicar acerca de él no lo dejarían muy bien parado.
Características de la reticencia
El origen de la palabra aposiopesis se encuentra en la lengua griega, donde su significado hace alusión a «quedarse en silencio«. Cabe mencionar que una de las características de esta figura literaria, especialmente cuando se lee en voz alta, es que debe dar la sensación de que el emisor no tiene deseos de completar la frase, o bien que no puede hacerlo, aunque no sea realmente así. La entonación debe sugerir aquellos datos que no se mencionan expresamente, y esto puede percibirse por medio de diferentes emociones, como ser la ira, el miedo o la alegría.
No decir todo lo que uno sabe con respecto a un tema determinado puede resultar provocativo en ciertos contextos, cómico en otros, pero cuando hay negocios de por medio, las cosas cambian. En el ámbito de los seguros, por citar uno de los ejemplos más comunes, la reticencia puede ser considerada un delito, ya que la persona que desea contratar los servicios de una compañía para proteger sus pertenencias o su salud tiene la obligación legal de proporcionar todos los datos relevantes que se le exigen antes de darse de alta.
Para cerciorarse de que los contratantes no ocultan información, las compañías tienen personal especializado, como ser profesionales de la medicina, que tienen la tarea de contrastar las declaraciones con el estado real de los artículos o de las personas que desean recibir el servicio. Los seguros médicos no siempre admiten a todos sus potenciales clientes, sino que muchas veces exigen determinados requisitos, como ser un límite máximo de edad, que no hayan sufrido ciertas enfermedades o que no tengan una condición crónica que los vuelva propensos a accidentes.