El riesgo de crédito es la probabilidad de que un acreedor registre pérdidas ante la falta de pago de un deudor. El concepto alude al posible incumplimiento de las obligaciones derivadas de una operación financiera por parte de quien tomó el préstamo.
Un crédito generalmente implica el préstamo de dinero bajo ciertas condiciones de devolución. Lo habitual es que el prestamista (la parte que entrega el dinero) cobre intereses al prestatario (quien recibe el monto en cuestión). Por ejemplo: si un banco otorga un crédito de $100.000 con un plazo de devolución de 12 meses y una tasa de interés del 2%, el deudor deberá devolver $102.000 al cabo de un año (los $100.000 del préstamo más $2.000 en concepto de intereses).
En este marco, el riesgo de crédito es la chance de que el prestamista o acreedor no reciba lo acordado en el plazo convenido. La falta de cumplimiento puede ser parcial o total.
Características del riesgo de crédito
La noción de riesgo de crédito se enfoca en las eventuales pérdidas que puede sufrir la entidad que otorga un préstamo. A diferencia de otros riesgos que afectan a la totalidad de las partes de un modo sistemático, en este caso la amenaza está asociada particularmente a la situación de quien toma deuda en una operación concreta.
Cuando el deudor no cumple con sus obligaciones, provoca pérdidas al acreedor. Por eso muchas veces el prestamista contrata un seguro de crédito que le brinda una cobertura y lo habilita a percibir una indemnización.
El control del riesgo de crédito requiere, sobre todo, examinar la capacidad de pago del deudor. A menor capacidad de pago, mayor riesgo de crédito.
El análisis
El análisis de crédito es imprescindible para reducir el riesgo. Para evitar los préstamos morosos, es necesario examinar la probabilidad de incumplimiento (PD) y tomar decisiones en base a esa información.
Dicho análisis, en definitiva, funciona como prevención. La evaluación de la solvencia del prestatario requiere determinar su capacidad de obtener ingresos. También se revisa su historial crediticio.
Es interesante mencionar que el riesgo de crédito puede calcularse a través de una fórmula. Lo que se hace estimar la pérdida esperada (PE) multiplicando la ya mencionada probabilidad de incumplimiento o default (PD), la exposición en el momento del incumplimiento (EAD) y la pérdida dada el incumplimiento (LGD), calculando esta última de acuerdo a la tasa de recuperabilidad (1-R).
Tipos de riesgo de crédito
De acuerdo a sus características, el riesgo de crédito puede clasificarse de distintas maneras:
- Riesgo de impago: Se vincula al incumplimiento de las condiciones que se acordaron a nivel financiero.
- Riesgo de concentración: Asociado al reparto de un monto elevado de liquidez entre una escasa cantidad de deudores; en caso de impago, pueden sufrirse pérdidas graves.
- Riesgo de exposición: Se relaciona con la incertidumbre por los próximos cobros ante la inestabilidad del prestatario o de las condiciones del mercado.
- Riesgo de migración: Tiene que ver con la devaluación de los activos ante una rebaja de la calificación crediticia.
- Riesgo de la tasa de recuperación: Derivado del riesgo de liquidez de la garantía o de la existencia de garantías colaterales.
Su reducción
Dado que el riesgo de crédito refiere a posibles pérdidas para el prestamista, es necesario aplicar medidas para su reducción o control.
Como ya indicamos, el análisis de capacidad de pago y solvencia del prestatario resulta clave. Este análisis suele ser el primer paso en el procedimiento que deriva en el otorgamiento del préstamo.
La exigencia de garantías y avales es otra medida preventiva. Más allá de tener en cuenta la capacidad del prestatario para cumplir con su compromiso, el prestamista debe contemplar cómo ejecutar la cobranza de deudas ante eventuales incumplimientos.
Otro recurso que reduce el riesgo de crédito es la diversificación de las carteras de crédito. Prestando a actores de distintos rubros o sectores, se minimiza el riesgo de exposición a un único tipo de prestatario.
También es posible limitar riesgos a través de mecanismos de control y seguimiento. En este punto puede apelarse a la inteligencia artificial (IA) para el procesamiento de datos.
El riesgo de crédito y el scoring
El riesgo crediticio puede estimarse a partir del scoring de crédito: la obtención de un puntaje que se establece en base al historial de quien solicita el préstamo. Dicha puntuación surge del registro de otros préstamos solicitados, el pago de facturas, el uso de tarjetas crédito y otras variables.
De este modo, estudiando el score crediticio, una entidad puede valorar el riesgo que supone otorgar el crédito. El score va del 1 al 999: a medida que sube, la calificación crediticia es mejor.
Por lo general se considera que un buen score de crédito es superior a 750 puntos. Esto quiere decir que si quien pide un préstamo tiene un score de 800, el riesgo de crédito es bajo. En cambio, si su score crediticio es de 250, el prestamista se enfrenta a un riesgo de crédito muy elevado ya que existen muchas posibilidades de incumplimiento.
Cabe destacar que aquel que aspira a mantener un buen score crediticio o a mejorarlo debe cumplir con sus obligaciones sin atrasos, mantener actualizados sus datos y no solicitar préstamos con frecuencia. Hay que tener en cuenta que revertir informes de crédito negativos es complicado debido a que las malas calificaciones se conservan durante largos periodos.