El saber popular es el conjunto de conocimientos que se construyen socialmente a partir de las interacciones entre los individuos y la observación del ambiente. Se trata de aquello que se aprende de forma espontánea e intuitiva, generalmente a través de la mediación de la familia.
A diferencia del saber académico o formal, que se adquiere asistiendo a establecimientos educativos o mediante la lectura, el saber popular suele transmitirse por vía oral de generación en generación. Es habitual que apele al sentido común y que resulte efectivo, aunque no siempre resulta verdadero.
Principales características del saber popular
Las principales características del saber popular son la espontaneidad (nadie se propone adquirirlo) y la informalidad (no está estructurado ni obedece a reglas). Además es intuitivo ya que se comprende de manera instantánea y sin razonamiento.
Puede decirse que el saber popular resulta coherente, válido, útil o lógico para la comunidad donde se forja. Sin embargo, no se puede afirmar que sus premisas son verdaderas: no es posible someterlo a una comprobación con criterios científicos.
El saber popular aparece como una forma de entender la realidad. Todas las personas pueden acceder a él debido a que no es especializado ni técnico, sino que se trata de un conocimiento práctico o un conocimiento empírico relacionado con las creencias populares.
En la vida cotidiana, el saber popular tiende a complementarse con el saber académico. Si bien en algunos casos termina siendo opuesto a lo que demuestra la ciencia, generalmente no entra en conflicto con ella.
Cómo se adquiere
El saber popular se adquiere en las interacciones sociales. Aunque se desarrolla en el día a día de forma espontánea, existen ciertos recursos que se utilizan expresamente para reforzar esa transmisión.
Las adivinanzas, los cuentos populares, el folclore, las leyendas, los mitos y los proverbios, por ejemplo, ayudan a transmitir el saber popular. Lo mismo sucede con celebraciones, festividades y rituales que forman parte de la historia local y ayudan a reforzar la identidad cultural del pueblo.
Aplicación del saber popular
La aplicación del saber popular se da en lo cotidiano. No se requiere de una situación específica ni de un ámbito concreto, aunque muchas veces se utiliza recurrentemente en determinadas actividades.
La agricultura tradicional con sus técnicas de cultivo, la elaboración de artesanías, la gastronomía local y la medicina popular suelen explotar estos saberes.
Tomemos el caso de las plantas medicinales: los integrantes de los pueblos originarios suelen saber cómo usarlas, qué males pueden tratar con ellas, etc., por más que no puedan brindar una explicación racional o científica de sus efectos. Esos saberes indígenas están en la memoria colectiva y son conocimientos ancestrales para la comunidad que muestran su validez cada vez que se aplican.
En ocasiones, el saber popular se emplea en prácticas como la adivinación, la astrología y el chamanismo. En este marco, la información compartida tiene lazos con la espiritualidad o las deidades y depende de las cosmovisiones.
Algunos ejemplos
Podemos encontrar ejemplos de saber popular en todas las culturas. Incluso es posible que un mismo saber sea compartido por varias comunidades.
Un saber popular muy extendido es que el hipo puede curarse con un susto. Posiblemente un hombre de 30 años le diga a eso a su hijo de 8, transmitiéndole dicho saber; a su vez, el hombre lo aprendió de su madre, quien adquirió el conocimiento de su propia mamá (es decir, de la abuela del hombre y bisabuela del niño).
¿Funciona el hecho de asustar para quitar el hipo? Si una persona lo intentó una vez y la técnica fue efectiva, asegurará que sí. Si de diez intentos, sirve en seis o siete, su efectividad seguirá pareciendo alta. La conclusión contraria se obtendría si un sujeto nunca vio cómo el susto resuelve un caso concreto de hipo.
La ciencia explica que el hipo es una contracción involuntaria del diafragma que afecta al nervio vago, generando espasmos y un sonido particular. Un susto, en este marco, puede llevar a que el nervio vago deje de centrarse en la señal enviada por el diafragma, con lo cual el hipo cesa.
El método, pues, tiene un sustento lógico pero no resulta infalible: de diez utilizaciones del hipo como remedio, podría funcionar en todas, en algunas o en ninguna. Lo que es importante tener en cuenta es que, para el saber popular, la explicación científica no es relevante, ya que esa no es su base.
Otro ejemplo de saber popular es la llegada de la tormenta de Santa Rosa a fines de agosto, algo que suele esperarse en Argentina. Esta creencia indica que, cerca del día de Santa Rosa de Lima (30 de agosto), se produce una tormenta de gran intensidad. Como la «cercanía» a la fecha no está establecida, la tormenta de Santa Rosa puede producirse el 15, el 23 o el 29 de agosto, o incluso el 3, el 8 o el 14 de septiembre.
La falta de precisión ayuda a que la existencia efectiva de la tormenta de Santa Rosa sea bastante probable. De todas maneras, la meteorología explica que las posibilidades de que se produzca una tormenta de magnitud en dichas fechas dependen principalmente de la región: en algunas zonas es mucho más factible que se registren tormentas que en otras.