Santificar es un verbo que proviene del latín tardío sanctificāre. El término puede emplearse de distintas maneras, por lo general vinculadas a la religión.
Elevar a una posición especial
La acción de santificar puede consistir en convertir a alguien en santo a través de la gracia. El proceso puede aplicarse a un acontecimiento o a una cosa, elevando lo santificado a una posición especial.
Lo santificado, en este marco, se vuelve venerable. Esto también ocurre con aquello que estuvo en contacto con un santo o que se desarrolló en presencia de él. Santificar, por otra parte, implica el reconocimiento del santo, con lo cual se le rinden honores.
Cuando el papa declara santo a un beato, lo santifica. De este modo, al santificar a alguien, permite su culto en la Iglesia católica.
La canonización
Puede afirmarse que santificar es la etapa final del proceso de canonización. Existen varias vías reconocidas por la Iglesia para justificar la canonización, como el martirio, el heroísmo o las causas excepcionales.
La instancia previa a la santificación es la beatificación. El beato ya fue reconocido como siervo de Dios y como venerable; el papa, al certificar sus virtudes morales y espirituales, lo beatifica a través de una celebración eucarística.
Si luego se decide santificar al beato, se lo transforma en santo (es decir, se lo suma al santoral). Así, se produce la asignación de una fiesta litúrgica al santo, a quien se le puede rendir culto. Además se admite que el santo tiene la capacidad de interceder ante Dios.
Santa Teresa de Calcuta, por ejemplo, fue canonizada por el papa Francisco. La declaración oficial que permitió santificar a la religiosa albanesa se llevó a cabo en 2016.
Para el metodismo
De acuerdo con el fundador del movimiento metodista, John Wesley, existe la entera santificación, que adoptan el Ejército de Salvación y la Iglesia del Nazareno, entre otras del movimiento de Santidad, y la perfección cristiana, que encontramos en la Iglesia Metodista de Gran Bretaña y la de los Estados Unidos, entre otras metodistas de la corriente principal.
Esta doctrina sostiene que un cristiano puede ser librado del pecado original por medio de la gracia de Dios, aunque este no es posible para todos. La provee la sangre de Cristo a sus creyentes y su efecto es instantáneo, pero es necesaria una fe genuina para poder recibirla.
El metodismo reconoce esta forma de santificar a las personas como un proceso extenso que les da la oportunidad de «curarse» de la visión distorsionada del mundo que les impone el pecado. Además, considera que sin atravesar este proceso no es posible ver a Jesucristo.
Cristianismo evangélico
Se conoce como cristianismo evangélico, evangelicalismo o protestantismo evangélico a un movimiento que forma parte del cristianismo protestante y sostiene que la fe en la expiación de Cristo, que nos salva del pecado, es la base primordial del evangelio. Para este movimiento, existen dos posiciones con respecto a la santificación: la progresiva y la posicional. Con respecto a la primera, se trata de la que se lleva a cabo por medio de la gracia divina, en un primer momento, y de las decisiones que toma la persona en su adultez.
Se trata de la posición que toman las iglesias bautistas, entre otras denominaciones evangélicas, y ciertas pentecostales, como ser la Iglesia Cuadrangular y las Asambleas de Dios. Con respecto a la santificación posicional, es aquélla que se lleva a cabo por completo al momento de nacer, de manera que las decisiones futuras de la persona no la afectan. Tal es la posición que adoptan la Iglesia de Dios de Cleveland, Church of God in Christ, International Pentecostal Holiness Church, y otras denominaciones pentecostales.