La savia es un fluido que se encuentra en ciertas plantas y que permite la nutrición de sus células. Este líquido circula por los tejidos o vasos de la planta y no debe ser confundido con otras clases de fluidos, como la resina o el látex.
Compuesta por agua, fitorreguladores, minerales, azúcares y otros elementos, la savia surge donde se elaboran y se conservan los hidratos de carbono de la planta y llega hasta el sitio donde estos hidratos de carbono se usan.
Aunque no está del todo claro cómo se produce el desplazamiento de la savia a través de los vasos de las plantas, los científicos suelen explicarlo mediante la teoría de la cohesión-tensión. Según esta postura, la atracción entre las moléculas permite que el líquido se movilice mediante el tejido vegetal conocido como xilema.
La savia de abedul
Si bien la savia de varias especies de árboles resulta beneficiosa para nuestra salud, la del abedul se encuentra entre las preferidas por la mayoría, especialmente en países del norte de Europa, en el continente americano y en China. Un ejemplar bien desarrollado de este árbol puede dar hasta 7 litros de savia en un día, aunque es más normal que el máximo no supere los 4 litros.
Para extraer la savia de abedul se recomienda hacer una incisión en el tronco o en una de las ramas durante el último mes del invierno, justo antes de que comiencen a aparecer las primeras hojas. Luego de este procedimiento, es importante cubrir el corte con algún producto cicatrizante para evitar que se produzcan enfermedades. Además, también resulta aconsejable no realizar demasiadas extracciones consecutivas de un mismo árbol, sino alternar entre varios, ya que esto podría atentar contra su salud.
Sus usos terapéuticos
La savia de abedul tiene un contenido rico en aceites y azúcar, además de betulinol, betulina, saponinas y taninos. Son varios los usos que el ser humano le da con fines terapéuticos, y entre ellos se encuentran los siguientes:
* para conseguir la disolución de la arenilla que se forma en los riñones en casos de cálculos;
* en tratamientos de cólicos e insuficiencia en el hígado, para activarlo y resolver la retención de bilis;
* para favorecer el paso de la bilis a través de los canales biliares en dirección al intestino (cuando esto no se consigue, aparecen los cálculos biliares, lo que causa la típica coloración amarillenta en los ojos y la piel conocida como ictericia);
* ayuda a reducir el ácido úrico, muy conocido por generar ataques de gota;
* tiene propiedades desintoxicantes, drenantes y diuréticas, razón por la cual se usa en la depuración del organismo;
* es ideal para el tratamiento de problemas estomacales de escasa gravedad;
* su acción antiinflamatoria es muy adecuada para reducir el dolor muscular, de tendones o reumático, siempre que se trate de un cuadro de moderada gravedad;
* también se ha puesto de moda utilizar la savia de abedul para complementar dietas para perder peso, ya que además de sus propiedades curativas es muy nutritiva y sirve para calmar la sensación de apetito.
La savia como nombre de planta
Savia, por otro lado, es la denominación de un género vegetal que forma parte de la familia Phyllanthaceae. Existen cerca de cuarenta especies de plantas incluidas en este grupo.
Es importante no confundir la savia con la salvia, otro género de plantas, en este caso perteneciente a la familia Lamiaceae.
Utilización simbólica del concepto
En sentido simbólico, la noción de savia se emplea para nombrar a la energía o al factor que resulta renovador o revitalizador.
Por ejemplo: «El club capitalino apostó por incorporar savia joven a su plantilla y contrató a cuatro jugadores menores de veintidós años», «Esta empresa necesita savia nueva para dejar de lado las ideas vetustas», «El tenista demostró su savia de campeón y se quedó con el título pese a sus problemas físicos».