Terapia familiar es un método de tratamiento que intenta resolver conflictos o situaciones que atraviesa un grupo familiar. De este modo, sirve para que sus integrantes expresen sus sentimientos respecto a ese problema e intenten llegar a un acuerdo, comprendiéndose y acercándose a la realidad del resto.
Para conseguir plantear una idea comprensible del concepto, pues, es necesario que previamente definamos los dos términos que lo conforman: terapia y familiar. La terapia es un tratamiento que intenta acceder a lo esencial de algo. En la medicina, se asocia a los métodos que buscan aliviar o curar las enfermedades. Y el adjetivo familiar lo reciben todos aquellos conceptos relacionados con la familia, el grupo de personas vinculadas por un parentesco.
Existe una rama de la psicoterapia que busca brindar asistencia a estas familias para mejorar su bienestar y minimizar las situaciones de conflicto. Consiste en entablar un proceso comunicativo entre el psicoterapeuta y sus pacientes, para conseguir un cambio en la actitud y la conducta.
Objetivos de la terapia familiar
De acuerdo al conflicto que deba tratarse, a la edad de los integrantes de la familia y al grado de hostilidad que el terapeuta perciba en los pacientes, deberá optar por una u otra técnica para acercarse a ellos. Su rol debe ser siempre el de mediador; nunca debe ponerse en el lugar de alguno de los integrantes, y debe mantener una visión objetiva del conflicto, a fin de ayudar y no generar más complicaciones en las relaciones de sus pacientes.
Si el conflicto a tratar se centra en las relaciones íntimas, se habla de terapia de matrimonio o terapia de pareja; en tal caso el terapeuta deberá optar por una posición crítica de ambas posturas y marcar aquellas actitudes que tiene cada una de las personas que conforman la pareja y que son posibles causantes de problemas de convivencia o que afectan significativamente la relación.
De la destrucción a la construcción
Es importante mencionar que uno de los principales objetivos de la terapia familiar es convertir las críticas destructivas que se manifiestan dentro del entorno familiar en algo constructivo, que permita que el grupo alcance un nuevo estadío. Este tipo de tratamiento toma a la familia como un sistema con múltiples interrelaciones entre sus componentes. Si un integrante presenta un problema, sus consecuencias afectan al resto.
En aquellos casos en los cuales la hostilidad entre dos o más miembros es muy aguda, el terapeuta aconsejará que los pacientes sean tratados en sesiones separadas, además de en conjunto, a fin de ahondar en los conflictos individuales que llevan a cada uno a comportarse de un determinado modo frente al otro. Esto significa que las sesiones de terapia familiar no necesariamente incluyen a todos los integrantes del grupo. La decisión dependerá del profesional y de las necesidades de la familia.
La terapia familiar y el genograma
Cabe mencionar que una de las técnicas más frecuentes de la terapia familiar se conoce como genograma. Ésta consiste en elaborar un esquema de la familia que permita representar hasta tres generaciones de la misma, para que su evaluación sea más precisa. En los genogramas se incluye la estructura del árbol familiar y las relaciones que existan o hayan existido entre los distintos parientes. Para realizarlo, el terapeuta requiere de la colaboración de los pacientes, de su apertura, ya que es el único modo de conseguir un resultado que le posibilite trabajar el conflicto que está tratándose en la terapia.
Por último, es importante recordar que este tipo de terapia es sumamente eficiente para resolver toda clase de problemas; generalmente los individuos manifiestan dificultades en su relación con el mundo a causa de haber desarrollado dinámicas conflictivas con los miembros de su familia. Si el terapeuta consigue llegar al fondo del asunto, posiblemente esa persona comience a vivir de una forma mucho más sana y pueda solucionar su modo de interacción con el entorno, a partir de analizar sus lazos familiares.