TOC es la sigla correspondiente a los trastornos obsesivo-compulsivos, que forman parte de los llamados trastornos de ansiedad. El TOC se caracteriza por pensamientos que aparecen una y otra vez y que llevan a la persona a repetir numerosas veces una misma conducta con la intención de minimizar la ansiedad que provocan dichos pensamientos.
La obsesión es precisamente una idea, imagen o impulso que tiene lugar de forma recurrente y persistente, y que no se experimenta de forma voluntaria sino que invade la conciencia y carece de sentido e incluso puede resultar desagradable. Dichas características convierte la obsesión en algo egodistónico, disonante o en conflicto con los objetivos y las necesidades del ego.
Se entiende por compulsión cualquier conducta que se repita y que parezca un capricho, que siga una regla exagerada con el propósito de disminuir la ansiedad que genera una obsesión. Una de sus características más llamativas es la aparente resistencia que la acompaña, ya que el sujeto no siempre desea realizarla o bien no está convencido de su potencial utilidad; sobre todo las personas adultas que sufren de algún TOC no le encuentran sentido a sus compulsiones, y tampoco sienten placer al dejarse llevar por ellas.
Ejemplo de TOC
Supongamos que una persona tiene una obsesión con la seguridad. El temor a sufrir algún problema de esta índole le genera una gran ansiedad y deriva en un TOC: el sujeto necesita controlar que la puerta de su casa esté bien cerrada. De esta manera, cuando está en su domicilio, pasa repetidas veces por la puerta y la empuja para confirmar que se encuentra cerrada de modo correcto. Este TOC, clasificado como verificador, le impide llevar una vida normal ya que la persona interrumpe sus actividades constantemente para ir a controlar la puerta.
Los TOC, por lo tanto, pueden llegar a producir discapacidad. El paciente, además de repetir conductas, puede experimentar una intensa sensación de culpa al no lograr controlar la compulsión. Sus familiares y amigos, por su parte, pueden enojarse por su comportamiento.
El tratamiento
Para tratar un TOC, es posible apelar a la psicoterapia (ya sea conductual, cognitiva o una combinación de ambas) y al suministro de fármacos.
En el caso de las drogas, apuntan a minimizar los síntomas a través de una acción sobre la serotonina, un importante neurotransmisor. La paroxetina, la fluvoxamina y la fluoxetina son algunos de los fármacos que suelen recetarse para el tratamiento de los TOC.
Tipos de TOC
- Verificadores: como se expresa en el ejemplo de la persona que comprueba una y otra vez si ha trabado su puerta, este tipo de TOC se caracteriza por una excesiva inspección de ciertos elementos para protegerse de un hecho muy grave. Hay quienes controlan constantemente las conexiones eléctricas, las salidas de gas y los cajones, entre otros muchos objetos, para asegurarse de evitar accidentes de varias clases. Es importante señalar que su preocupación no sólo es por su propio bienestar, sino por el de los demás.
- Lavadores y limpiadores: en este caso, las obsesiones apuntan a la prevención del contagio de ciertas enfermedades o bien de la contaminación. La suciedad es el peor enemigo de una persona con un TOC de este tipo, por lo cual no sólo limpian repetidamente cada habitación de sus casas, sino que se aseguran de usar guantes y de desinfectarse las manos tras cada sesión. Como es de esperarse, nunca consiguen sentir la seguridad que buscan -involuntariamente- con sus compulsiones.
- Acumuladores: a diferencia de los dos tipos anteriores, que se obsesionan con el estado de ciertos objetos y las consecuencias que éste pueda causarles, los acumuladores se dedican a coleccionar cosas que para la mayoría de las personas pueden parecer insignificantes, y no consiguen desprenderse de ellas.