Tozudez es la condición de aquel que es tozudo, un adjetivo que puede ser usado como sinónimo de terco u obstinado. Por ejemplo: «Deja la tozudez de lado y acepta la ayuda que te estoy ofreciendo», «Aunque todos le decían que su proyecto estaba destinado al fracaso, la chica, con tozudez, siguió insistiendo», «Tenemos que seguir trabajando en la misma línea, con convicción y tozudez».
Por lo general, la noción de tozudez se emplea con una connotación negativa. Se entiende que aquel que es tozudo no escucha las opiniones de los demás e insiste con sus ideas pese a que le demuestren que está equivocado. Siguiendo con este razonamiento, el individuo que evidencia tozudez no es capaz de aceptar los errores y no presta atención a lo que le dicen.
Ejemplo de tozudez
Supongamos que un hombre planea abrir una tienda de venta de productos tecnológicos en un pequeño pueblo, realizando una gran inversión. Sus familiares le advierten que no es buena idea ya que el potencial mercado es reducido. Un amigo que trabaja en la industria tecnológica y que conoce el funcionamiento del sector también le dice que el negocio no es viable.
El hombre, testarudo, instala el comercio de todas formas. A los seis meses, sin embargo, debe cerrarlo por falta de clientes y se ve envuelto en graves problemas financieros. Su tozudez, en este caso, lo llevó a la quiebra.
El concepto vinculado al convencimiento
Otras veces, en cambio, se toma la tozudez como equivalente a la determinación y el convencimiento.
Un joven puede plantearse el desafío de escalar una montaña muy alta. Aunque su entorno le asegura que no tendrá éxito, el muchacho decide entrenar, prepararse y seguir adelante. Finalmente alcanza la cima gracias a su tozudez.
Tozudez y seguridad
Es sabido que uno de los rasgos más prominentes de muchas personas famosas y respetadas a nivel mundial es la tozudez. Por lo general, cuando tenemos una idea fuera de lo común, nuestro entorno intenta disuadirnos y llevarnos de nuevo al «camino seguro»; tanto los padres como los amigos, si nunca han salido de su círculo de seguridad, si no lo han arriesgado todo por un sueño, pueden temer que nos caigamos al vacío una vez que alcancemos el horizonte, y por eso nos recomiendan que nos quedemos a continuar con la rutina.
Esto les ha ocurrido a grandes figuras de todos los ámbitos, desde el arte hasta la ciencia, y fue gracias a su determinación inquebrantable que alcanzaron sus sueños y los resultados que obtuvieron superaron sus expectativas. A diferencia de una actitud caprichosa o aleatoria, la tozudez suele estar fundamentada por un objetivo bien claro, independientemente de su grado de realismo o practicidad: «Voy a seguir adelante porque sé que puedo», en lugar de «No, al final no voy a comer, porque no».
No todos sentimos la misma necesidad de vivir nuestras propias experiencias; la mayoría de las personas, de hecho, prefieren la aparente seguridad que les ofrece hacer lo mismo que sus padres y abuelos, aunque con un toque de supuesta autenticidad que las convence de haber escogido por ellas mismas. Cuando alcanzamos la adolescencia, es normal comenzar a analizar crudamente todo lo que nos rodea, los ideales, las creencias, las costumbres, para finalmente elaborar nuestra propia visión del mundo; sin embargo, la adultez suele acarrear un retroceso hacia el nido, y tarde o temprano la influencia de los mayores cobra más peso que la necesidad de libertad.
Pues esto no les ocurre a los seres tozudos, quienes siempre parecen estar en otra sintonía, viendo el mundo de una forma muy peculiar. Si bien ningún extremo es aconsejable, muchos piensan que es preferible moverse por el instinto que permitir a otros que nos controlen para evitarnos los golpes de la vida.