Un usuario es quien usa ordinariamente algo, de acuerdo a la definición que ofrece el diccionario de la Real Academia Española (RAE). El término, que procede del latín usuarius, hace mención a la persona que utiliza algún tipo de objeto o que es destinataria de un servicio, ya sea privado o público.
Por ejemplo: “Los usuarios de telecomunicaciones tenemos derecho a reclamar a las operadoras el cumplimiento de aquello que prometen en sus promociones”, “Un usuario de Facebook se suicidó a causa de las críticas que sus amigos dejaron en su muro virtual”, “Buenas tardes, quisiera hacer un reclamo por la interrupción del servicio; mi número de usuario es 53542”.
La noción de usuario es muy popular en el ámbito de la informática. En este sentido, un usuario puede ser tanto una persona como una computadora o una aplicación, ya que el concepto está vinculado al acceso a ciertos recursos o dispositivos.
Tipos de usuarios
Se conoce como usuario final a la persona a quien va destinado un producto cuando éste ya ha superado las diversas etapas de desarrollo. Se trata, por lo tanto, del sujeto que tiene una interacción directa con el producto.
El usuario registrado es aquel que cuenta con un identificador (nombre de usuario) y una clave de acceso (también conocido como password) para hacer uso de un servicio en Internet. El proceso de registro puede ser gratuito o pago y luego del mismo, el cliente obtiene una cuenta propia que almacena su información personal (su nombre, una dirección de correo electrónico, etc.); esto le permite acceder a información no disponible para aquellas personas que no están registradas en el sistema en cuestión.
Creación de una experiencia ideal
Cuando un desarrollador informático se dispone a crear un programa o un videojuego, debe tomar en cuenta una serie de puntos fundamentales, la mayoría de los cuales gira en torno a la experiencia del usuario. En el ámbito del software y el entretenimiento digital, la palabra cliente resulta demasiado fría para hablar de los consumidores; al referirse a ellos como usuarios, se hace alusión a un nivel de intimidad muy particular, dada la cercanía entre ellos y los productos.
Por esta razón, cada aspecto del desarrollo debe revisarse detenidamente, intentando ponerse en el lugar del usuario para evaluar su potencial satisfacción a cada paso. Veamos algunos de los pilares del diseño que afectan directamente a los consumidores:
- La interfaz gráfica: se trata de todos aquellos elementos presentes en pantalla que permitan la navegación por el programa. Pueden ser botones, listas desplegables y menús, entre otros, y representan el medio por el cual el usuario interactúa con el software, por lo cual resulta indispensable que sea claro, conciso y que responda de manera sólida y consistente a las órdenes.
- Los controles: los programas informáticos suelen valerse de la clásica combinación de mouse y teclado; pero desde el nacimiento de los dispositivos con pantalla táctil, la variedad de tipos de control ha crecido considerablemente. Desde los gestos hasta la adaptación de las acciones del mouse a la punta de un dedo, las posibilidades son muchas. Es importante buscar la mayor funcionalidad posible, siempre pensando en qué haría un usuario guiado simplemente por su intuición, sin haber leído las instrucciones.
- La funcionalidad: las compañías desarrolladoras de software deben siempre encontrar un equilibrio entre el tiempo necesario para la creación de un producto, el número de empleados y la cantidad de funciones que incluirán, para que sus proyectos resulten rentables. Sin embargo, en esta búsqueda de balancear los recursos, es imprescindible no efectuar recortes que entorpezcan la experiencia del usuario o que lo frustren ante la falta de un elemento que considera fundamental.