Las abejas son insectos que miden alrededor de quince milímetros de largo y forman colonias compuestas por una única hembra fecundada (reina), varias hembras estériles (obreras) y una gran cantidad de machos (zánganos). Por lo general, estas diminutas criaturas viven en los huecos de los árboles o en las colmenas desarrolladas por el ser humano.
Las abejas, productoras tanto de cera como de miel, constituyen el conjunto Anthophil, de la familia conocida como Apoidea. Existen, según los expertos, cerca de 20 mil especies de abejas identificadas, que se localizan en todos los continentes, a excepción de la Antártida, y se alimentan de polen y néctar.
Poseen carácter polinizador, ya que se ocupan de trasladar el polen desde el órgano masculino de las flores (conocido como la antera) hasta el órgano femenino (es decir, el estigma), lo que posibilita que se concrete la fusión del gameto masculino con el femenino del óvulo. Cabe resaltar que los primeros polinizadores de las flores no fueron las abejas, aunque con el paso de los años se hayan convertido en los más eficientes, sino los escarabajos y las moscas.
Cría y reproducción de las abejas
Las abejas son criadas por los seres humanos para conseguir miel, una sustancia dulce que ellas producen a partir del néctar que recogen de las flores, de los fluidos de las plantas o de las excreciones de otros insectos. Las abejas capturan estos elementos, los mezclan con una enzima presente en su saliva denominada invertasa y los conservan en el interior de los panales. Allí alcanzan la madurez y se transforman en miel, cuya extracción se realiza a través de la técnica conocida como apicultura.
La reproducción de estos animales tiene lugar a través de huevos, los cuales se depositan en compartimentos llamados alvéolos. De los huevos que son fecundados nacerán abejas hembras que más tarde se convertirán en obreras; de los que no son fecundados surgen los machos. Las larvas que se convertirán en las reinas de la colmena, por otro lado, son alimentadas con jalea real; el resto ingieren papilla hecha con polen y miel.
Obreras, zánganos y reinas
Las obreras viven cerca de 45 días y son las encargadas de realizar todas las tareas que hacen a la organización de la colmena. De acuerdo al tiempo de vida, sus responsabilidades van cambiando. En los cuatro primeros días, su labor consiste en limpiar la colmena y los alvéolos. Después, hasta el día 11, su trabajo es ser nodriza y alimentar a las larvas reales. Los siguientes tres días debe almacenar el polen y el néctar y ventilar y mantener la humedad y temperatura en la colmena agitando sus alas. Luego, hasta el día 17, como ya sus glándulas productoras de cera se han desarrollado, su trabajo es edificar los panales. Desde el día 18 hasta el 21 es centinela y debe cuidar la entrada de la colmena. El resto de los días se encarga de recolectar polen y néctar, y de traer alimento al resto de la colonia.
Los zánganos no son más que 100 (contra 70.000 que pueden llegar a ser las obreras), son redondos, gordos y peludos. No son capaces de alimentarse solos, por lo que las obreras se encargan de darles de comer; además carecen de aguijón por lo que ni siquiera sirven para proteger la colmena. Su único trabajo es fecundar a la reina, y algunos no lo consiguen. Además, una vez que lo han hecho, la reina los destripa; aquellos que consiguen salir con vida de la colmena perecen irremediablemente. Si intentan regresar, son echados por las guardianas ya que se los considera inútiles bocas que alimentar.
Por camada, son varias las larvas que podrían convertirse en reinas; sin embargo sólo una lo conseguirá. La primera abeja real que nace tiene como misión matar al resto; en otras palabras, eliminar a la competencia. En el caso de que dos abejas reinas nazcan al mismo tiempo, comenzará una lucha a muerte. A los seis días, la que haya salido victoriosa emprenderá un único vuelo nupcial, en el que será fecundada por alrededor de diez zánganos y después regresará a la colmena. Desde ese momento, su tarea será poner huevos durante toda su vida, la cual dura entre 4 y 5 años. Cabe señalar que la reina es la única abeja que posee capacidad reproductiva. Además, es la encargada de segregar una sustancia química que recibe el nombre de feromona, que, al ser lamida por el resto de las abejas les transmite la información necesaria para conocer cómo debe organizarse el trabajo de la colmena.