Adyuvante es un adjetivo que califica a aquel o aquello que asiste, colabora o ayuda. Esta noción, que procede del vocablo latino adiŭvans, se usa en la medicina para aludir a una terapia adyuvante, un tratamiento adyuvante, un fármaco adyuvante, etc.
El concepto se utilizó por primera vez a principios del siglo XX. En concreto parece ser que fue introducido por el biológo francés Gaston Ramon en 1925, quien hizo uso del mismo en referencia a las vacunas. Luego le seguirían otras ilustres figuras científicas, como Alexander Glenny.
El caso del cáncer
Tomemos el caso del cáncer. Quien tiene un tumor recibe una terapia principal cuya finalidad es eliminar o reducir el cáncer en el lugar específico donde se detectó. Luego el paciente puede recibir una terapia adyuvante para incrementar las chances de supervivencia sin que se produzca una recurrencia. Para esto se busca destruir las células cancerosas que, aún sin que hayan sido detectadas, pueden haberse expandido por el organismo. La terapia adyuvante, de esta manera, puede consistir en radioterapia o quimioterapia, por citar dos posibilidades.
De la misma manera, no podemos pasar por alto que otros tratamientos que se pueden utilizar contra la mencionada enfermedad son la terapia dirigida, la que sustenta en hormonas y la que se conoce como biológica. Distintas propuestas que serán indicadas según el caso del que se trate y la visión del doctor.
Fármacos adyuvantes
Los fármacos adyuvantes, por otro lado, son aquellos que complementan la acción del fármaco principal.
Ciertos anticonvulsivantes, antidepresivos y corticoides funcionan como fármacos adyuvantes analgésicos ya que, si bien cuando se suministran de modo aislado no sirven como analgésicos, ayudan a potenciar los efectos de los analgésicos con los que trabajan de manera asociada.
También las vacunas pueden suministrarse junto a un adyuvante. En este caso, los adyuvantes contribuyen a incrementar la eficacia de la vacuna y su poder inmunológico. Por lo general son sustancias que logran estimular el sistema inmunitario y, de este modo, favorecen el accionar de la vacuna. Suele decirse que el adyuvante, muchas veces, define el éxito de la vacuna a la hora de prevenir o erradicar una enfermedad en una población determinada.
Clasificación según el tipo
En relación a las vacunas, nos encontramos con la existencia de varios tipos diferentes de adyuvantes:
- Las partículas lipídicas, como sería el caso de los liposomas.
- Las sales minerales, como el fosfato de aluminio, el hidróxido de aluminio o el fosfato cálcico.
- Las interleucinas.
- Los adyuvantes inmunoestimuladores, como los lipopéptidos, las saponinas o el ADN bacteriano.
- Las micropartículas, como sería el caso de las microesferas de partículas biodegradables.
- Los genéticos.
- Los adyuvantes mucosales. En este grupo se encuentran desde la toxina lábil hasta la toxina colérica.
Además de todo lo expuesto, en este caso hay que señalar que estos tipos de adyuvantes pueden funcionar de dos maneras diferentes. Por un lado, activando de manera directa los receptores celulares: por otra parte, mediante el sistema de liberación de antígeno.