La alcoholemia es la cantidad de alcohol que se halla presente en la sangre. El término suele aparecer si se hace referencia a un nivel excesivo respecto a los parámetros que se consideran normales.
En cuanto a su etimología, el término se compone de dos partes: el árabe al-kohol y el griego hemia, que puede traducirse como “cualidad de sangre”.
Prueba de alcoholemia
Cuando un individuo ingiere bebidas alcohólicas, una cierta cantidad de alcohol queda en su sangre. La prueba de alcoholemia, también llamada test de alcoholemia o control de alcoholemia, sirve para medir la concentración de alcohol en el torrente sanguíneo, un dato que releva si una persona está, o no, alcoholizada.
Dicha medición es muy importante ya que permite a las autoridades controlar a los conductores de vehículos motorizados: el sujeto que conduce después de haber bebido alcohol pone en riesgo su vida y la vida de todo aquel que circula por la vía público. Una elevada cantidad de alcohol en sangre hace que una persona pierda sus reflejos, reaccione con lentitud, tenga problemas de motricidad y experimente dificultades en su visión.
Lo habitual es que el control de alcoholemia refleje cuántos gramos de alcohol hay cada un litro de sangre. En muchos países, por ejemplo, el límite de alcohol en sangre permitido para conducir un automóvil es 0,5: es decir, 0,5 gramos de alcohol por cada litro de sangre.
Cómo se realiza el test
El test de alcoholemia se realiza soplando en un dispositivo. Cuando el conductor exhala en dicho aparato, el aire es analizado y luego se exhibe el nivel de alcohol detectado.
Si la alcoholemia es positiva y la cantidad de alcohol supera la permitida, las autoridades pueden obligar al conductor a interrumpir la marcha ya que no está en condiciones de conducir.
El control de alcoholemia en España
En España hay que conocer otra serie de aspectos importantes sobre el control y la tasa de alcoholemia:
- La Ley de Seguridad Vial considera que es una infracción muy grave conducir bajo los efectos del alcohol y por encima de las tasas permitidas.
- La sanción que se puede imponer incluye la retirada del carné de conducir.
- Conducir por encima del 0,6 mg/l de aire respirado está considerado un delito que se castiga con una pena de entre 3 a 6 meses de cárcel, trabajos en beneficios a la comunidad durante un máximo de 90 días y una multa.
- Las personas que ante un control de alcoholemia se nieguen a colaborar y manifiesten a los agentes de la autoridad que no van a someterse al mismo tienen que enfrentar una sanción muy grave que supone la pérdida de 6 puntos del carné de conducir, una multa de hasta 600 euros y la suspensión del permiso de conducir hasta tres meses.
- En muchos controles, además de las pruebas de alcoholemia, se realizan test de sustancias estupefacientes.