Se denomina amasijo a la harina amasada que se emplea para hacer un pan. El término alude a una masa que, al mezclarse con otros ingredientes, permite avanzar hacia el final de una preparación gastronómica.
El amasijo suele formarse con harina y agua. Muchas veces incluye también sal. Una vez hecho el amasijo, su forma de uso depende de la receta: puede combinarse con el empaste, por mencionar una posibilidad, para lograr el producto final.
En el ámbito de la panadería, por ejemplo, el amasijo es el elemento fundamental, del cual surgen prácticamente todos sus productos. Claro que no sólo se usa en el terreno industrial, ya que mucha gente prepara masas de diversas características para sus comidas y postres. En ningún caso es necesario conocer el concepto con su nombre propio para obtener buenos resultados, en especial si tenemos mucha intuición en la cocina, pero sí puede ser útil para organizarnos mejor y aplicar nuevos consejos a nuestros platos.
Esto nos lleva al concepto de jerga, una modalidad lingüística que se asocia con un cierto grupo de personas, profesionales o no, que reúne términos específicos. Por lo general, cada sector de la industria tiene su propia jerga, compuesta por una larga lista de términos y expresiones que no se usan fuera de su entorno. Sin embargo, aprender algunos de ellos puede servir para aquellos emprendedores que se embarcan en el emocionante camino del aprendizaje autodidacta para entender las fuentes de estudio.
Conocer el término amasijo es necesario para entender algunos de los consejos con los que seguramente nos encontraremos en nuestra aventura de aprender a elaborar diferentes productos hechos a base de masa. Los expertos señalan que es necesario realizar una larga lista de tareas para que el amasijo pueda considerarse finalizado y listo para avanzar en la elaboración del pan. La primera de ellas es la creciente, es decir, el uso de levadura, que debe llevarse a cabo la noche anterior.
Para que el amasijo leve debemos comenzar por diluir la creciente (una bola de masa extraída del amasijo anterior) en una fuente con agua templada. Es importante resaltar que esta masa debe estar cruda. Una vez que se disuelve, debemos agregarle harina hasta que se convierta en una pasta blanda, similar a la que se usa para preparar buñuelos. Se debe dejar toda la noche bien abrigada para que se produzca la fermentación, proceso que provocará un olor agridulce imposible de ignorar.
Más allá del ámbito de la cocina, además se llama amasijo a una masa que se elabora con tierra, yeso u otra sustancia similar. Estos materiales se mezclan con algún líquido -generalmente agua- para la forma del amasijo.
Un uso coloquial del concepto de amasijo, por otra parte, refiere a una mescolanza de elementos heterogéneos. Por ejemplo: “Les pedí a los empleados algunas ideas para mejorar la situación de la empresa y me presentaron un amasijo de proyectos imposibles de llevar a cabo”, “Llegué a esta ciudad con un amasijo de deseos y sueños que, gracias a Dios, pude ir concretando con el correr de los años”, “Al abrir la puerta, la policía encontró una escena dantesca: un amasijo de cuerpos destrozados”.
La idea de amasijo aparece en el lunfardo, una jerga (lenguaje informal) que surgió en Buenos Aires entre las personas de clase baja y con el tiempo se introdujo en el habla popular de Argentina en general e incluso de Uruguay. En este marco, un amasijo es un castigo, una golpiza o incluso un asesinato: “El amasijo del cantor conmovió a la población”, “El muchacho fue sometido a un amasijo por parte de una patota”, “¡Qué amasijo innecesario!”.