Antes de entrar de lleno en el significado del término olor, vamos a proceder a descubrir su origen etimológico. En este caso, podemos subrayar que se trata de una palabra que deriva del latín, concretamente de “olor, oloris”, que es el resultado de la suma de estos dos componentes léxicos:
-El verbo “olere”, que puede traducirse como “oler”.
-El sufijo “-or”, que se emplea para indicar “efecto” o “resultado”.
Se llama olor a la impresión que un efluvio provoca en el olfato. El término también se emplea para nombrar a aquello que puede generar dicha impresión.
Un efluvio se forma por la emisión de partículas diminutas. El sentido corporal capaz de percibir estas sustancias dispersas es el olfato. El olor, en definitiva, es lo que registra el olfato cuando entra en contacto con un efluvio.
Puede decirse que el olor es una sensación. Se produce por una combinación de polvo, vapores y gases que capta el sistema olfativo. Hay, por lo tanto, un componente objetivo (las partículas volátiles en el aire) que el organismo procesa, aunque también inciden cuestiones psicológicas en el modo de percepción.
Entre las palabras que pueden funcionar como sinónimos de olor nos encontramos con aroma, fragancia, tufo, peste, aroma, perfume, esencia, hedor o hediondez, entre otras.
Es interesante saber que, según distintos estudios científicos llevados a la práctica, el ser humano tiene la capacidad para detectar un total de diez olores básicos. Nos estamos refiriendo a los siguientes: floral, frutal, mentolado, quemado, podrido, leñoso, químico, dulce, cítrico y rancio.
Cuando el olor resulta agradable, se lo suele denominar aroma o fragancia. Estos conceptos son utilizados en la industria dedicada a la elaboración de perfumes, por ejemplo. Existen perfumes de aroma frutal, aroma floral, etc.
De la misma manera, no podemos pasar por alto que hay ciertos olores que nos gustan porque nos recuerdan momentos vividos o porque nos ofrecen sensaciones que nos evocan instantes especiales en nuestras vidas. Este sería el caso, por ejemplo, del olor a tierra mojada, que también se conoce por los nombres de petricor o de tarabañá, entre otros.
Asimismo, es habitual que hablemos del olor de los libros nuevos, que gusta a muchas personas. Los estudios realizados consideran que ese aroma nos agrada porque nos recuerda a nuestra infancia, a momentos especiales en el colegio, a cuando iniciábamos ilusionados el curso escolar…
El olor también puede ser nauseabundo o asqueroso. La contaminación suele producir olores de esta clase, que molestan a las personas y hasta pueden afectar la calidad de vida.
La aromaterapia es la disciplina que se basa en el uso terapéutico de los olores. Más específicamente, consiste en la utilización de los aceites esenciales de las plantas, que están formados por compuestos orgánicos aromáticos y volátiles.
Los olores pueden influir positivamente o negativamente en el ánimo del ser humano. El olor del aceite esencial de las rosas, por mencionar un caso, contribuye a la relajación. El olor del eucalipto, por su parte, es estimulante.