El concepto de aniversario procede de anniversarius, un vocablo latino. Se trata de aquello que se reitera todos los años (es decir, que resulta anual).
Lo habitual es que el término se emplee con referencia a la fecha en la cual se cumplen años de un acontecimiento. Por ejemplo: “Mañana celebraremos nuestro quinto aniversario de bodas”, “Estamos organizando los festejos por el nuevo aniversario de la compañía”, “Hoy se cumple el segundo aniversario del terrible atentado terrorista”.
Aniversario y cumpleaños
El cumpleaños, que refiere al día de nacimiento de un individuo, es el aniversario más popular. Cuando una persona cumple 56 años, por citar un caso, celebra el 56º aniversario de su natalicio. Cada año que pase, festejará un nuevo cumpleaños/aniversario.
Como dato curioso, si bien es correcto usar el término aniversario como sinónimo de cumpleaños desde un punto de vista académico, en el habla cotidiana este último es el más común, mientras que el primero suelen usarlo aquellas personas a las cuales no les agrada admitir que también son víctimas del paso del tiempo, es decir, que envejecen.
En este sentido, decir «hoy es mi aniversario» parece resultar menos gráfico o directo que «hoy es mi cumpleaños», ya que en lugar de enfocarse en el paso del tiempo hace alusión a un festejo. Sin embargo, si revisamos la etimología del término la decisión parece absurda, ya que, como se menciona en el primer párrafo, nos habla de «algo que vuelve cada año».
Celebración del casamiento
También es habitual que se festeje el aniversario de bodas. Como su nombre lo sugiere, esta celebración conmemora la fecha en la cual una pareja contrajo matrimonio. Los diferentes aniversarios llevan nombres especiales y vinculan el festejo a un elemento: el tercer aniversario recibe el nombre de “bodas de cuero”, el quinto aniversario se conoce como las “bodas de madera”, etc.
En la actualidad, la percepción general apunta a que las parejas duran menos que en el pasado, que el porcentaje de separaciones y divorcios ha aumentado considerablemente en las últimas décadas. Esto trae como consecuencia que ya no sea tan común alcanzar los aniversarios especiales mencionados en el párrafo anterior, y mucho menos los más altos, como ser las «bodas de perla» (a los treinta años de casados), las «bodas de rubí» (a los cuarenta años), las «bodas de oro» (a lo cincuenta años) ni mucho menos las «bodas de hueso», casi imposibles de alcanzar incluso en ausencia el divorcio ya que celebran los cien años de unión en matrimonio.
Por otro lado, están quienes se mantienen juntos por miedo a separarse, o bien por diferentes intereses, y ven pasar uno a uno los diferentes aniversarios sin merecerlos, por así decirlos, o sin sentirlos de forma genuina, como si se tratase de trofeos obtenidos de forma ilegítima.
Aniversarios patrios y de otro tipo
En cada país, por lo general se celebran los aniversarios de los hechos más importantes de su historia. El aniversario de la declaración de la independencia, el aniversario de un triunfo militar y el aniversario de la restauración de la democracia son algunas de las efemérides más recordadas.
Dependiendo de la cultura, puede existir un rechazo de los más jóvenes por el aprendizaje de estas fechas, ya sea por enfocarse en otros países o por falta de interés en la historia; en cualquier caso, el fallo siempre se encuentra en la educación, en la perspectiva que se brinda a los niños acerca de estos temas, llevándolos por lo general al extremo del patriotismo o al del antinacionalismo.
La fundación de una empresa, un triunfo deportivo, la sanción de una ley y la inauguración de una obra de infraestructura son otros de los hechos que suelen recordarse cada año a través de su aniversario.