Anquilosamiento es el acto y el resultado de anquilosarse o anquilosar. La primera acepción del verbo anquilosar, en tanto, refiere a generar anquilosis por la ausencia prolongada de movimiento.
Para la medicina, la anquilosis aparece cuando una articulación tiene un movimiento acotado o directamente ya no puede moverse. Esto suele deberse a la falta de actividad de la articulación en cuestión.
Los orígenes del anquilosamiento son diversos. Una infección, una inflamación o un traumatismo, por ejemplo, pueden quitar movilidad a una articulación. Ese mismo efecto generan ciertos trastornos genéticos, es decir congénitos. Si la causa se desconoce, entonces puede surgir como consecuencia de una enfermedad, como ser la tuberculosis o la osteomielitis.
También se relacionan la artritis reumatoide y la espondilitis anquilopoyética a este trastorno. Otra posibilidad es que el anquilosamiento sea provocado por vía quirúrgica, aunque en este caso puede ser intencional, con el propósito de paralizar una articulación en particular.
Es posible establecer la siguiente clasificación de anquilosamiento en las articulaciones:
* de acuerdo con las estructuras comprometidas: en este caso se puede hablar de un anquilosamiento óseo, si dos huesos se fusionan en el interior de la articulación, o de fibrosa, si las partes blandas se inflaman;
* por la región que se involucre: aquí las posibilidades son varias, ya que incluyen las caderas, la columna vertebral, las rodillas y la articulación temporomandibular, entre otras;
* según su lateralidad: bilateral o unilateral;
* por su evolución: los casos más graves son permanentes, mientras que los demás pueden ser transitorios.
Si los componentes osteocartilaginosos se fusionan, se produce la anquilosis ósea. En cambio, cuando la anquilosis se debe a un retroceso de las partes blandas, se la califica como fibrosa. El anquilosamiento aparece con mayor frecuencia en la rodilla, aunque también se registra en la cadera, el tobillo, el codo y el hombro.
Los síntomas del anquilosamiento de las articulaciones son varios, más allá de la evidente pérdida de movilidad y la rigidez en las extremidades. Los tres más difíciles de soportar son el dolor, ya que no cede y requiere la administración de fármacos para calmarlo, la inflamación, que también debe contrarrestarse con medicamentos, y la fiebre, que aparece cuando se suma una infección.
Para estar en condiciones de diagnosticar esta enfermedad el médico debe realizar una exploración física en conjunto con diferentes pruebas, que incluyen un análisis de sangre y radiografías. El objetivo es descartar infecciones u otras enfermedades y detectar la zona y el estado precisos del enquilosamiento.
La anquilosis dental o dentoalveolear, por otro lado, es un problema odontológico que irrumpe cuando la raíz del diente se fusiona con el hueso alveolar. Este anquilosamiento asintomático puede afectar a las piezas dentales temporales o a las definitivas y causar inconvenientes en la mordida, por ejemplo.
Hay, por último, un uso simbólico del concepto de anquilosamiento asociado a la detención del desarrollo o de la evolución de algo o alguien: “El anquilosamiento de la economía de este país se debe a la falta de políticas a largo plazo”, “Los especialistas están sorprendidos por el anquilosamiento del futbolista, que brilló en sus inicios y luego su nivel cayó abruptamente”.
En este caso es posible entender este concepto como un sinónimo de estancamiento, entre otros, ya que se hace referencia a la paralización o la inmovilización de un proceso que no puede continuar en funcionamiento a caso de una obstrucción. Dado que se trata de un uso simbólico, el obstáculo no es una callosidad ni un defecto óseo, sino algún trauma psicológico que le impida a la persona avanzar en su vida. El ejemplo de la economía que sufre un anquilosamiento es similar, ya que por las malas decisiones del equipo de gobierno no puede florecer de forma adecuada.