Aplomo es un concepto que procede de aplomar: lograr, en sentido simbólico, que algo tenga un gran peso u otra característica del plomo (el metal pesado cuyo número atómico es 82). El término suele emplearse como sinónimo de tranquilidad o calma.
Por ejemplo: «Pese a la dificultad de la situación, el director del hospital le explicó, con aplomo, cómo sería la intervención quirúrgica de su marido», «No debemos desesperarnos: es el momento de actuar con aplomo», «El equipo perdió el aplomo y permitió que su rival diera vuelta el resultado».
Ejemplo de aplomo
El aplomo, en este sentido, alude a actuar de manera serena, sin apuro. También se vincula a razonar cada paso: el aplomo, por lo tanto, es lo contrario a tomar decisiones sin pensar o a realizar algo con desesperación.
Tomemos el caso del alcalde de una ciudad que está siendo increpado por algunos de sus vecinos, disconformes con sus decisiones. Si el dirigente actúa con aplomo, se tomará el tiempo necesario para escuchar las quejas y luego tratará de tranquilizar a la población, explicándole detalladamente el por qué de las medidas que impulsó. En cambio, si el alcalde responde impulsivamente, posiblemente empiece a discutir y a intercambiar gritos con las personas que lo critican.
Actuar con aplomo es necesario en situaciones de emergencia, donde la calma y la claridad a la hora tomar decisiones puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Sin embargo, no es un rasgo muy común en el ser humano. Esto no significa que la impulsividad no pueda resultar beneficiosa en ciertos casos; de hecho, como siempre, el ideal es un punto medio entre la espontaneidad y la paz interior para pensar antes de actuar.
Disposición vertical de las cosas
La idea de aplomo también equivale a disponer las cosas en sentido vertical. En el campo de la geometría, aplomo es la línea que se traza de modo perpendicular al horizonte.
Por extensión, el aplomo es la comprobación de la plomada (la pesa que, unida a una cuerda, indica la línea vertical) para confirmar si, en una construcción, las paredes que se están levantando tienen verticalidad.
Los aplomos
El término aplomo también se utiliza para dar nombre a la forma en la que los caballos colocan sus patas cuando se encuentran de pie. Se trata de una línea perpendicular al suelo que se mide desde el punto más alto de la cruz (una prominencia que se encuentra en la porción anterior del espinazo, común a los mamíferos cuadrúpedos) y debe llegar a la tierra y pasar por el codo, tanto por su parte superior como por la posterior.
En este contexto se usa en plural, y se dice que unos malos aplomos dan lugar a problemas tales como la cojera, la falta de fuerza y la interferencia de miembros. La detección de esta anomalía es relativamente sencilla, ya que basta con observar al animal desde el costado, el frente y por detrás.
Si el caballo se encuentra en movimiento durante el examen de sus miembros en busca de problemas de aplomos, es necesario que se ubique sobre suelo duro; además, debemos prestar atención a cada una de las siguientes tres fases: el inicio del tranco, el vuelo y el apoyo. Sobra decir que la forma perfecta es muy rara; por otro lado, el grado de imperfección que presenta la mayoría es insignificante, y de ninguna manera afecta su desempeño en su vida cotidiana, ya sea en libertad o en cautiverio.
Si nos paramos delante de un caballo con buenos aplomos, notaremos que sus miembros son paralelos entre sí, que su peso es equivalente y que sus pies están a la misma distancia entre sí que los comienzos de las patas a nivel del pecho.