Los arácnidos son los animales artrópodos que componen la clase Arachnida. Se trata de especies que cuentan con cefalotórax (la cabeza unida al tórax), cuatro apéndices bucales y ocho patas. Estos seres vivos, por otra parte, carecen de ojos compuestos y de antenas.
Las arañas, los escorpiones y las garrapatas son arácnidos. Incluso los diminutos ácaros forman parte de este grupo. La anatomía de estos animales demuestra que el cuerpo de un arácnido se divide en dos tagmas: el mencionado cefalotórax y el abdomen. Las patas, por su parte, se organizan en cuatro pares. Cabe destacar que la calificación de artrópodos alude a la presencia de apéndices articulados y de un esqueleto externo.
Características de los arácnidos
Los arácnidos recurren a la respiración aérea, contando con tráqueas, filotráqueas o ambos órganos de manera simultánea. Respecto a la circulación, tienen dos corazones que se sitúan en una especie de tubo.
Aunque existen diferencias entre las especies, por lo general los arácnidos recurren a una alimentación carnívora. Una vez que atrapan a la presa, la cubren con jugos digestivos y luego la llevan a una cámara prebucal antes de llegar a la boca. Una parte del proceso digestivo, de esta manera, se lleva a cabo fuera del organismo.
En cuanto a la reproducción, los arácnidos suelen efectuarla a través de huevos (es decir, son ovíparos), aunque ciertas especies son ovovivíparas (los huevos se desarrollan en el interior del organismo). Los animales de esta clase son unisexuados: los machos transmiten sus espermatozoides de manera indirecta a la hembra.
La cuestión cultural
Los seres humanos podemos llegar a entablar lazos con cualquier especie, aunque lo más normal es que nos limitemos a los demás mamíferos de sangre caliente, quizás porque nos resulta más fácil vernos reflejados en ellos y entender sus comportamientos. Con respecto a los insectos, tan sólo una minoría de personas puede acercarse a ellos sin miedo o asco; claro que los arácnidos no pertenecen a este grupo sino, como se menciona más arriba, al de los artrópodos, aunque en el habla cotidiana no se haga una clara distinción.
Los arácnidos ocupan un lugar muy importante en la cultura del ser humano, ya que forma parte de un sinfín de obras artísticas y mitos de diferentes clases. De estudiar dichas manifestaciones se encarga la aracnología cultural (no debemos confundirla con la académica).
El escorpión es uno de los arácnidos más temidos por nuestra especie, pero también ha dado lugar a la creación de diversos símbolos gracias a su peculiar aspecto físico. De hecho, se trata de un elemento muy común en la mayoría de las creencias antiguas, y las razones principales son las siguientes:
- Por un lado, el peligro que la toxicidad de su veneno representa para nosotros (muchos siglos atrás, la ausencia de las técnicas modernas de la medicina y los conocimientos científicos lo potenciaba considerablemente).
- Las preferencias ecológicas de este arácnido, que suelen girar en torno a desiertos y estepas, lo convierten en una presencia imposible de ignorar en los lugares más inhóspitos del planeta, aquellos en los que el ser humano cuenta con menos herramientas para defenderse y sobrevivir a un ataque.
Por otro lado se encuentra la araña, el artrópodo con mayor presencia en la mitología primitiva; se trata de un animal que ha aparecido en culturas de todo el mundo por más de cinco milenios, y cuya imagen ha sido usada tanto para representar a seres divinos como malignos. Este arácnido se encuentra en símbolos de creación y fertilidad, así como en imágenes de guerra y destrucción, un ambivalencia que se puede apreciar en creencias antiquísimas. Ambas especies continúan gozando de popularidad en obras contemporáneas, tanto en libros como dibujos, películas y videojuegos, entre otras formas de arte.