El vocablo latino aspiratio llegó al castellano como aspiración. Así se denomina al acto y la consecuencia de aspirar, un verbo con varias acepciones: puede referirse a ingresar aire a los pulmones o a pretender conseguir algo, por mencionar dos significados.
Acción de inhalar
La aspiración, por lo tanto, puede consistir en inhalar, ya sea aire, partículas u otros elementos. En algunos casos esta aspiración es voluntaria, mientras que en otras situaciones se trata de un accidente.
Por ejemplo: «La muchacha acercó la flor a su nariz y, con una profunda aspiración, buscó que el aroma penetrase en su organismo», «El niño tuvo que ser hospitalizado por la aspiración de monóxido de carbono», «Los operarios cuentan con mecanismos de protección para evitar la aspiración de gases tóxicos».
Aspiración pulmonar
Cuando las vías respiratorias aspiran vómito, saliva o comida, se produce la aspiración pulmonar. Muchas veces se genera una neumonía por aspiración, un cuadro vinculado a la aspiración por regurgitación de material del tracto digestivo o de la bucofaringe.
Entre las diversas causas por las cuales una persona puede aspirar material extraño hacia los pulmones, se encuentran las siguientes:
* falta de lucidez por efecto de algún fármaco o como consecuencia de una cirugía o una enfermedad;
* estar en coma;
* consumir bebidas alcohólicas en exceso;
* adicción a alguna droga que afecte el estado de alerta del organismo;
* una complicación durante la administración de anestesia general;
* la edad avanzada;
* complicaciones para tragar los alimentos o la saliva.
Procedimiento médico
Como procedimiento médico, la aspiración es un proceso que consiste en extraer un fluido a través de un mecanismo de succión. Si una persona no puede expulsar secreciones por cuenta propia, se puede recurrir a una aspiración para quitar dichas secreciones de la vía aérea.
Un exceso de mucosidad puede impedir que el aire entre por la boca y pase a los pulmones, de manera que el procedimiento conocido como aspiración de secreciones puede resultar crucial para la recuperación del paciente. Antes de llevarlo a cabo, el médico debe detectar el problema por medio de sonidos anómalos en la respiración y de la presencia visible de la mucosidad en las vías atascadas.
El procedimiento comienza por la higienización de las manos del médico y la preparación de su instrumental, que incluye una sonda, una solución salina y un aparato eléctrico para producir la aspiración. Se recomienda que el paciente esté sentado con una inclinación de 30 grados. Habiéndose colocado los guantes estériles, el profesional debe conectar la sonda y meter lentamente el catéter hasta una profundidad que ronde los 25 centímetros.
Recién entonces debe comenzar a aspirar las secreciones, por un tiempo que no supere los 20 segundos, mientras retira la sonda rotándola a cada paso. Si son necesarias dos o más aspiraciones, se debe reemplazar la sonda o bien esterilizarla cada vez. Además, para que no se irrite la mucosa del paciente, se aconseja permitirle que descanse entre cada sesión.
Deseo o anhelo
Una aspiración, por otra parte, es un deseo o un anhelo. Aspirar a lograr una cosa, en este marco, supone tener la intención, la voluntad o la ambición de alcanzarla: «Mi máxima aspiración como futbolista es jugar en el seleccionado nacional», «La aspiración del presidente es reducir la pobreza al menos cinco puntos en los próximos dos años», «Desde que completé mi posgrado, no tengo otra aspiración académica».
Por lo general, las aspiraciones aparecen por primera vez cuando los niños comienzan a conocer las profesiones y vocaciones de los adultos que lo rodean. Ya sean sus padres, familiares o incluso personas que aparecen en los medios de comunicación, en la tierna infancia podemos imaginar que en el futuro seremos como ellos. Claro que los personajes de ficción también pueden influir. Hacia la adolescencia, estos deseos cobran una forma más realista, incluso en un ámbito completamente diferente. Con el paso de los años y las décadas, las aspiraciones pueden cambiar drásticamente, a medida que conocemos mejor nuestras propias limitaciones.