Vía aérea es un concepto que puede utilizarse de dos maneras diferentes: por un lado, se trata de los recorridos preestablecidos que puede realizar un avión; por otra parte, se llama vía aérea al sector superior del sistema respiratorio.
Antes de avanzar es importante conocer el origen etimológico de la expresión:
- Vía procede del latín via, que puede traducirse como camino.
- Aérea, por su parte, deriva del griego aero, que significa “aire”.
Cabe destacar que vía es un término que puede emplearse como sinónimo de camino, sendero, conducto o acceso. Aéreo, por su parte, es aquello vinculado al aire (el fluido gaseoso que compone la atmósfera).
Vía aérea en la aviación
En el ámbito de la aviación, por lo tanto, una vía aérea es un trazado que se asigna en el espacio aéreo. Por estas vías se desplazan las aeronaves desde que despegan de un cierto punto y hasta que arriban a su destino.
La vía aérea establece el recorrido a seguir y la altura a respetar. Cuando todo el viaje se realiza sobre el territorio de una sola nación (o sobre sus aguas jurisdiccionales), la vía aérea es clasificada como nacional. En cambio, si durante el vuelo el avión atraviesa más de un país, la vía aérea se define como internacional.
El concepto en la anatomía
En cuanto a la acepción de la idea de vía aérea en la anatomía, refiere a la zona del aparato respiratorio que se extiende desde las fosas nasales (por donde ingresa el aire al organismo) hasta los bronquiolos inclusive. Esto quiere decir que las vías aéreas se componen de las fosas nasales, la boca, la faringe, la laringe, la tráquea, los bronquios y los bronquiolos.
Las vías aéreas, a su vez, pueden dividirse en vías aéreas superiores (fosas nasales, boca, faringe y laringe) y vías aéreas inferiores (tráquea, bronquios y bronquiolos).
Liberación de las vías aéreas
Hay que establecer que, dentro del ámbito de la medicina, en ocasiones se requiere que los doctores tengan que llevar a cabo el manejo y el control de las vías aéreas de un paciente. Básicamente esto consiste en proceder a limpiar las mismas, despejarlas de cualquier elemento “intruso” que esté dificultando la respiración.
Ese procedimiento se tiene que acometer mediante el empleo de distintos recursos y herramientas mecánicos. Este sería el caso, por ejemplo, de una persona que ha sufrido un paro cardíaco o bien de alguien que haya sido víctima de un cuadro de apnea o paro respiratorio.
En esas situaciones, lo habitual es que se proceda a limpiar y despejar las vías aéreas comenzando por poner a la persona afectada en la posición adecuada. Debe colocarse boca arriba y las mandíbulas tienen que elevarse.
Dentro de ese procedimiento también cobran protagonismo las compresiones abdominales o lo que se conoce como ventilación con aire espirado. Esta última técnica es habitual que se utilice para conseguir que los niños puedan ver liberadas sus vías aéreas y así puedan respirar con normalidad.