Bifocal es aquello que cuenta con dos focos. El concepto se utiliza en el terreno de la óptica con referencia a los lentes que, al contar con dos potencias distintas, permiten la corrección de la visión a larga y a corta distancia.
Los lentes bifocales, de este modo, son usados por los individuos que padecen miopía (un trastorno que afecta el enfoque de los objetos ubicados a larga distancia) y presbicia (dificultad para enfocar los objetos que están cerca).
Historia de los bifocales
Los anteojos (gafas) con lentes bifocales comenzaron a desarrollarse a finales del siglo XVIII. El científico y político estadounidense Benjamin Franklin ayudó a popularizar los bifocales, cuando se cansó de tener que usar dos pares de lentes para solucionar sus defectos en la visión de cerca y de lejos.
Aquellos bifocales originales se fabricaban combinando dos lentes diferentes en la montura. Para el enfoque de objetos cercanos, la persona debía mirar por el sector inferior, mientras que para enfocar objetos lejanos debía centrarse en la parte superior.
La actualidad
Actualmente los bifocales suelen consistir en un sector pequeño diferenciado que se moldea sobre o dentro del lente principal. Incluso se han inventado los bifocales invisibles: en ellos resulta muy difícil advertir los distintos lentes instalados en los anteojos en cuestión. Muchos consideran los modelos clásicos antiestéticos, precisamente porque es posible advertir la parte en la cual se coloca la graduación de cerca.
Es importante señalar que las lentes bifocales existen como alternativa a las monofocales, que poseen la misma graduación en toda la superficie del cristal y que sirven para la corrección de todos los errores refractivos, como la presbicia, el astigmatismo, la hipermetropía y la miopía.
Por otro lado, el ingeniero Bernard Maitenaz presentó en 1959 las denominadas lentes progresivas, un producto que ha continuado creciendo y perfeccionándose desde entonces. Se trata de una alternativa a las bifocales, que permiten al usuario percibir su entorno de una forma más natural, con una adecuada transición entre los objetos cercanos y lejanos.
Inconvenientes de los lentes bifocales
Más allá de las soluciones que brindan los lentes bifocales, aún existen inconvenientes que no pueden resolverse. Quienes padecen presbicia, por ejemplo, pueden tener problemas para analizar la altura y la distancia de los elementos. Por eso pueden sufrir caídas al caminar por terrenos irregulares o al subir o bajar escaleras.
Cada día, más y más expertos aseguran que las lentes bifocales son un producto que se encuentra en declive y que un día serán completamente reemplazadas por las progresivas. Precisamente, las bifocales permiten corregir la visión de cerca y de lejos, pero no hacen nada con respecto a los elementos que se encuentran a mitad de camino, y esto puede derivar en los problemas antes mencionados.
El salto abrupto que se da entre ambas zonas, la lejana y la cercana, afecta de forma inevitable la nitidez de todos los objetos que se sitúan en el medio, algo que no ocurre con las lentes progresivas.
Otro de los puntos negativos de las lentes bifocales es la dificultad para acostumbrarse a ellas durante los primeros usos; entre los «síntomas», por así llamarlos, se encuentran las molestias en los ojos (como pueden ser lagrimeo, escozor, irritación y picor), distorsión de la visión, dolores de espalda, cuello y cabeza.
Los bifocales, por otra parte, pueden resultar incómodos ante la pantalla de la computadora (ordenador). Este inconveniente surge del hecho de que el monitor suele situarse muy cerca del usuario, lo que le obliga a inclinar la cabeza hacia atrás para poder apreciar de forma nítida el contenido; tras largas sesiones, es posible que aparezcan molestias en el cuello, que pueden empeorar si no se tratan a tiempo.