Los bonos verdes son un instrumento de deuda que permite obtener fondos para financiar iniciativas o proyectos que contribuyan a la sostenibilidad ambiental. Su creación tuvo lugar en 2007, cuando el Banco Europeo de Inversiones (BEI) realizó la primera emisión.
Cabe destacar que los bonos verdes pueden ser emitidos por empresas privadas o entidades públicas. Para que un bono sea tipificado de esta forma, tiene que cumplir los llamados Principios de Bonos Verdes (o, en inglés, Green Bond Principles), que establecen los requisitos y funcionan como guías.
Características de los bonos verdes
Para comprender qué son los bonos verdes, resulta útil analizar los dos términos que forman el concepto. Un bono es una herramienta financiera que promete la devolución del capital más intereses en un cierto plazo. Se trata de un instrumento de renta fija que constituye un contrato que se puede comprar y vender y con el cual el inversor se convierte en acreedor de la entidad emisora.
El bono, por lo tanto, funciona como un préstamo: quien compra el bono, le presta el dinero a la entidad que emite el bono, la cual luego lo devuelve en la fecha de vencimiento del bono sumando los intereses correspondientes (que componen lo que se conoce como cupón).
Verde, en tanto, es una palabra que en este caso se utiliza como adjetivo para hacer referencia a algo o alguien ecologista: que impulsa el ecologismo. Se llama ecologismo, a su vez, a la doctrina o el movimiento que favorece el cuidado del planeta y de la naturaleza.
Lo que diferencia a los bonos verdes de otros bonos es que el dinero que recibe quien lo emite debe destinarse obligatoriamente a emprendimientos o acciones que aporten a la preservación del medio ambiente o a mitigar los efectos del cambio climático. Esos proyectos ecológicos pueden vincularse a la adopción de energías renovables, la reducción de emisiones de carbono, la gestión de residuos, la conservación de agua y cualquiera otra medida que coopere con el desarrollo sostenible.
Para el inversor (es decir, quien compra los bonos verdes), la operación es una forma de obtener rendimientos de sus ahorros y simultáneamente contribuir a que se alcancen los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) definidos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Por eso se afirma que implica la concreción de una inversión responsable en el mercado de capitales.
Requisitos para la emisión
Debe considerarse que señalar qué uso se le dará a los fondos no es suficiente: la organización que asume la emisión de bonos tiene que explicar con precisión cómo ejecutará su proyecto y de qué modo gestionará los fondos, garantizando la transparencia y permitiendo el control por parte de un auditor.
En este marco, la organización tiene la obligación de dar a conocer información financiera tanto a los inversores como a los organismos de calificación y las autoridades de control. Por otro lado, debe designar como suscriptores a bancos de inversión para asegurar el cumplimiento de las reglas y acceder a información técnica del mercado de bonos.
Uso de los fondos de los bonos verdes
Los Principios de Bonos Verdes, acordados por un conjunto de bancos, indican que los fondos obtenidos a través de este instrumento deben destinarse al financiamiento de proyectos que generen beneficios ambientales claros y susceptibles de medición y evaluación. En este sentido se establecieron una serie de categorías que no son exhaustivas.
Así, se detalla que el dinero obtenido a través de bonos verdes puede usarse en iniciativas vinculadas a la eficiencia energética, el control de la contaminación, el transporte sostenible y la protección de la biodiversidad, por mencionar algunas posibilidades.
Es interesante mencionar que existen otros bonos vinculados a las finanzas sostenibles que también buscan un impacto medioambiental o social positivo. Entre ellos aparecen los bonos azules, que fueron emitidos por primera vez en 2016 y se orientan al cuidado de los ecosistemas marinos.
Entidades como BYME (Bolsas y Mercados Argentinos), asimismo, reconocen otros bonos que obedecen a principios de inversión responsable (PRI). Los bonos sociales movilizan fondos que ayudan a resolver o atenuar una problemática de una comunidad o un grupo poblacional, mientras que los bonos sustentables combinan características y objetivos de los bonos verdes y los bonos sociales.
Proyectos financiados
Los proyectos financiados con bonos verdes no dejan de crecer en muchos países. En España, Iberdrola se transformó en la primera compañía del país en emitir este tipo de instrumento en 2014. La empresa ha financiado los parques eólicos marinos de Baltic Eagle y Saint-Brieuc gracias a este recurso, por ejemplo.
En Argentina, la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza emitió un bono verde para financiar la instalación de módulos que le permitirán generar energía fotovoltaica en el marco de un plan de transición energética. También República Dominicana optó por la emisión de bonos verdes para favorecer el desarrollo de una red de transporte público limpio, mejorar los sistemas de saneamiento y conservar áreas marinas protegidas, entre otras cuestiones.
Otro ejemplo de proyectos financiados con bonos verdes tiene como protagonista a Comcast. El multimedio estadounidense está ejecutando diversas medidas para transformarse en carbono neutral para 2035, apostando por el uso de energías renovables y el desarrollo de edificios ecológicos.