Existen contenedores de distintos colores para depositar en ellos, según corresponda, papeles y cartones; plásticos; vidrios y residuos orgánicos.
La gestión de residuos es un proceso que abarca acciones y estrategias ordenadas para minimizar la cantidad de basura generada por el ser humano, reducir el porcentaje de desperdicios y reutilizar todo lo posible para extender o reformular la vida útil de diversos elementos.
Ocuparse eficientemente de los desechos, tanto a nivel individual como colectivo, es necesario e importante porque contribuye a mejorar el estado del medioambiente y genera beneficios en materia de salud, además de propiciar la valoración y el uso a conciencia de los recursos disponibles.
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ResumenMétodos de gestión de residuos
Desde organizaciones ecologistas y áreas gubernamentales se proponen e impulsan distintos métodos de gestión de residuos.
En primer lugar se concentran esfuerzos de concientización y capacitación para fomentar la reducción en el origen. La idea, en este marco, es promover la adquisición de hábitos positivos que apunten, simultáneamente, a la reducción del consumo (evitando las compras de productos que no responden a una necesidad básica o imprescindible) y a la reducción de residuos (cuanta menos basura se produzca en el hogar, la oficina, la escuela, los sitios de concurrencia masiva y los espacios públicos, mejor).
La reutilización también es oportuna y útil. Ya sea aprovechando por segunda vez un objeto para el mismo fin para el cual fue concebido o encontrándole un nuevo uso, esta maniobra incluso posibilita el ahorro de dinero y estimula la creatividad. Un frasco de mermelada, por ejemplo, puede lavarse y, una vez seco, ser reconvertido en recipiente para guardar piezas pequeñas, en lapicero o, si se lo pinta y se lo decora con alguna temática específica, en un adorno para embellecer un rincón de la casa.
El reciclaje es otra de las vías admitidas a la hora de gestionar bien los residuos. Hoy en día hay contenedores de separación de materiales que agilizan y hacen más sencillo los procedimientos para el reciclado de papel, por citar la alternativa más común. De todos modos, no hay que perder de vista que existen, asimismo, operativos de reciclaje de residuos orgánicos y que existen otros recursos aptos para reaprovechar, tal como ocurre gracias al reciclado de plástico y al reciclado de vidrio.
A través del reciclaje de papel es posible obtener bolsas, manteles, cajas, bandejas y hasta agendas, por enumerar algunos productos a modo de referencia.
Hacer compostaje en el domicilio propio es otra práctica ventajosa para aprovechar residuos orgánicos en vistas a la obtención de un abono de carácter natural. En este procedimiento es preciso colocar una bandeja o recipiente a fin de que queden allí los lixiviados (líquidos que surgen a medida que se degrada la materia orgánica y que hay que evitar que circulen por ser fuentes poderosas de contaminación del suelo).
La incineración, en tanto, se tiene en cuenta en el tratamiento de residuos con el objetivo de recortar el grosor y el peso de todo lo acumulado como desperdicio. Algo similar ocurre con la pirólisis, un medio para descomponer químicamente múltiples elementos valiéndose de la exposición de un material a temperaturas elevadas en ausencia de oxígeno.
Clases de residuos
Para saber cómo actuar en relación a la basura y animar el desarrollo sostenible es primordial conocer qué clases de residuos existen y cuáles son sus características de acuerdo a su origen, su capacidad de transformación o reutilización, su poder contaminante, etc.
En entornos urbanos y domésticos, por ejemplo, surgen diariamente residuos sólidos urbanos. Papel, cartón, vidrio, textiles, desperdicio de alimentos (como lo son los restos de verduras y frutas) así como también neumáticos, metales y pilas aparecen en este conjunto que, por cuestiones de seguridad y preservación ambiental, exige políticas de abordaje y una firme y consistente gestión de residuos urbanos.
Los residuos electrónicos, por otra parte, resultan muy nocivos para la naturaleza, por eso hay descartar con cuidado los dispositivos tecnológicos y darle un tratamiento especial a la basura electrónica, tratando siempre de reaprovechar todo lo que se pueda de ella. El reciclado de cartuchos de tinta es una excelente opción en este contexto.
Se requiere extremar las precauciones, asimismo, frente a los residuos médicos u hospitalarios dado que contaminan, son muy peligrosos y hasta pueden ser focos de infección. Es esencial favorecer la eliminación segura de medicamentos y capacitarse en cómo gestionar los restos surgidos de actividades en hospitales, centros de salud, laboratorios, puestos de atención sanitaria, espacios de vacunación y consultorios médicos.
Cabe resaltar que la basura capaz de provocar intoxicaciones y un alto nivel de contaminación del aire, el suelo o el agua poniendo en peligro la vida de cualquier ser vivo está tipificada como residuo peligroso.
Por seguridad universal y en resguardo del planeta es indispensable que autoridades y expertos desarrollen la mejor gestión de residuos nucleares posible y se proceda a una eliminación de residuos químicos de manera efectiva y sin riesgos.
Los plásticos y microplásticos que llegan al océano ponen en peligro la vida de los seres que habitan en los ecosistemas marinos.
Buenas prácticas a favor del planeta
Cada uno de nosotros tiene la oportunidad y la posibilidad de llevar a cabo buenas prácticas a favor del planeta. En cuestión de reducción de desperdicios y hacer rendir al máximo los recursos a disposición, por ejemplo, el máximo aliado es el reciclaje.
La adhesión a programas de devolución de envases y la apuesta por la economía circular también nos convierten en consumidores responsables y comprometidos con la sostenibilidad.
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