La calabaza es la calabacera (una planta que pertenece a la familia de las cucurbitáceas) y su fruto (que es comestible y puede tener diferentes dimensiones, formas y colores). Por lo general el concepto alude a la baya carnosa que puede consumirse de múltiples formas.
Aunque hay muchos tipos de calabaza de acuerdo a los distintos géneros de las cucurbitáceas, puede decirse que las calabazas son grandes, tienen cáscara dura y albergan numerosas semillas o pipas.
Según el país y el contexto, puede hablarse de calabaza, zapallo, calabacín, zapallito, calabacita, ayote, auyama o pipián. Los frutos de los géneros Lagenaria, Cucurbita, Amphitecna, Sicana y Benincasasuelen recibir la denominación de calabaza en muchos países. La idea de zapallo, procedente del vocablo quechua sapallu, es muy usual en varias naciones sudamericanas.
Calabaza como alimento
Como alimento, la calabaza puede prepararse de distintas maneras. Es habitual que se le quite la cáscara antes del consumo, aunque puede cocinarse con ella. Las semillas pueden tostarse e ingerirse como aperitivo añadiéndole sal y especias.
La calabaza hervida es un alimento muy saludable. Triturando el fruto una vez hervido, se puede preparar un puré. También se puede elaborar calabaza al horno, ya sea como guarnición o rellenándola como plato principal.
Con calabaza, harina y huevo, por otra parte, es posible elaborar ñoquis de calabaza. En este caso hay que armar una masa y luego cortar los ñoquis, que deben depositarse en agua hirviendo. Cuando los ñoquis de calabaza suben a la superficie y comienzan a flotar, ya están listos para servir.
Distintas formas de preparación
Quizás una de las recetas más sencillas de preparar con calabaza consiste en cortarla en rodajas transversales, de manera que cada una de ellas tenga una forma circular, como de grandes «monedas», y luego calentarlas en el horno microondas durante unos minutos hasta que se ablanden y puedan consumirse acompañadas de una ensalada fresca de lechuga, tomate y cebolla, por ejemplo.
Esta preparación es la versión más simple y puede completarse simplemente sazonando las rodajas de calabaza con sal y pimienta, o bien con nuestros condimentos preferidos, como orégano, pimentón o ajo en polvo. Si queremos conseguir un resultado más sabroso, siempre podemos pintar las rodajas con alguna salsa, como si se tratara de pequeñas pizzas, antes de calentarlas.
Para cualquiera de las dos recetas, se aconseja colocar las rodajas de calabaza en un recipiente profundo, como ser un plato hondo, agregar al menos una cucharada sopera de agua y cubrir todo con papel transparente especial para horno microondas; de esta manera, la verdura no perderá su humedad y la consistencia resultante será mucho más agradable.
Calabaza rellena
Las calabazas rellenas son más difíciles de preparar, pero también mucho más sabrosas y pueden comerse sin acompañamiento. Para su elaboración es necesario en primer lugar hervirlas enteras, sin quitarles la cáscara ni trocearlas. El punto justo lo alcanzan cuando podamos pincharlas con un tenedor o algún otro utensilio filoso sin ningún problema, aunque se aconseja retirarlas del agua antes de que estén demasiado blandas.
Llegado este punto, deberemos esperar a que se enfríen para evitar quemarnos o que se quiebren mientras las manipulamos. Una vez que hayan alcanzado la temperatura ambiente, entonces debemos hacerles un corte a lo largo, de manera que se divida en dos partes iguales.
Seguidamente, debemos ahuecar cada una de las mitades, quitándoles tanto como podamos pero sin poner en riesgo la integridad de la cáscara. En el paso siguiente podemos usar nuestra creatividad y aplicar nuestros propios gustos, ya que la idea es mezclar la calabaza con otros ingredientes y hacer un puré, que luego deberemos depositar nuevamente en las cáscaras para cocerlas al horno hasta que estén listas para servir.